miércoles, 20 de mayo de 2020

Carlos Caposio-Argentina/Mayo de 2020


Cuando el mundo ya no esté guardado

Cuando termine este desfile de fundas negras
y los animales vuelvan a refugiarse al monte.
El día que los mapas sean otra vez celestes  
y ya no exista el miedo a que alguien te pase cerca.
Cuando los balcones retomen su función de vivero de las plantas
y al cerrar la puerta, los perros miren otra vez, como si ya no volviéramos.

Cuando pase este dolor.

Voy a ir a buscarte.
Porque no nos sobra el tiempo.

Te voy a invitar a jugar una carrera,
pero gateando,
y que la llegada sea algún cajero automático
para que toquemos todos los botones
y cuando ya tengamos las manos negras
nos refreguemos la cara y los ojos
y dale que después, tomamos mate,
y nos besamos,
nos metemos los dedos en la boca
y nos escupimos,
como si fuésemos dos guanacos
que caminan solos por la arena
de alguna playa lejana del sur
y que pueden hacerlo
porque el mundo está guardado.
 

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