DIGNIDAD ROBADA
Cae la tarde lacia sobre mi ciudad doliente.
Miles de rostros, espejando cansancio y sudor, arrastran sus pesares.
Miradas errabundas buscan un destino mejor.
Los veo a través de un rectángulo transparente, con el silencio en mis labios y un grito embravecido bajo la piel.
Mi mirada se detiene en un hombre, él, ajeno a todo cuanto hay a su alrededor, busca algo con premura. Mis ojos se suman a los de suyos que se detienen al encontrar lo buscado. Sus manos, con la destreza de un cirujano, penetran en un enorme contenedor de residuos. Extrae un pequeño bulto beige, con una sola gran letra en rojo. Inconfundible.
Lo abre, desecha un recipiente vacío y sonríe cuando sus dedos encuentran el añorado botín.
La cena está asegurada...
El sol a medio esconder golpea con fuerza la ventanilla del micro que comienza a ponerse en marcha, mientras me alejo con la imagen grabada en mi retina, la ira se hace grito en mi voz
¡Devuélvannos la dignidad!
FEBRERO 2002
No hay comentarios:
Publicar un comentario