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| Almería-España/Imagen enviada por la autora del texto |
Ya tengo los pies fríos. Me ocurre siempre que mezclo el mar con los tejados. Me quedo parada sin poder avanzar, paralizada por la fuerza efímera de posibles secretos de agua, de sueños transparentes, de canciones húmedas. Lo importante es que la tristeza se aleja y que las nubes se han ido y que yo sola me enredo en esta belleza; en este silencio azul que me recorre por dentro. Vuelvo a tener los pies fríos, sí. Pero ahora conozco la libertad de la espuma y el sentido de todos aquellos besos.
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