¿Sabrá el ruiseñor?
¿Sabrá el ruiseñor que en su armonía
conjuró fantasmas una noche
halagando mis sentidos con jazmines
que a su trino
se esparcieron por mi cama?
¿Sabrá
que desde el extremo bamboleante
de su gajo
allá en la altura
emitió las señales necesarias para poner en fuga
a invasores que buscaban trastornar mi juicio
y torturar mi entraña?
¿Sabrá quizá que por su canto
desplegó sus alas aquel ángel
que se había dormido entre los tules
de la niebla azul
de la mañana?
El ruiseñor emprendió el vuelo
y se llevó con él a los fantasmas
pero dejó conmigo aroma y trino
y una pluma del ángel
en mi almohada.
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