Ángela Marengo-Argentina/Noviembre

 

El Jardín de las esculturas (sin esculturas) en el Bajo Belgrano

 

Un poco de historia…

Orígenes del Barrio.

En 1925, la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, publicó el “Plan Regulador y de Reforma de la Ciudad” elaborado por la Comisión de Estética Edilicia (1923) durante la presidencia de D. Marcelo T. de Alvear. Contemplaba la proporción y la distribución de los sitios públicos al aire libre, de las avenidas, de los parques, de los jardines públicos y particulares, y de los barrios de residencia de Costanera, culminando con un parque en Bajo Belgrano. Esa zona, cuarenta y cuatro hectáreas que fueron expropiadas a Juan M. Ortiz de Rosas (1852), se constituían de un suelo compacto, aplanado e inundable, como todos los cercanos al Río de la Plata debido a las crecidas y drenaje de aguas de lluvia que la ciudad declina sobre las barrancas. El plan originario del desarrollo urbano de la Costanera tenía previsto la venta en loteo del futuro barrio parque para amortizar el costo de toda la obra. Luego de algunos hechos urbanísticos - como loteos y concesiones - el barrio comenzó su actividad para fines de la década del 30 con sus primeros chalets y casas de clase media con una dinámica creciente, pero con la identidad característica de los barrios parque compartiendo los partidos de fútbol con una hinchada respetuosa en ese entonces.

En ese pujante barrio, donde la Universidad Di Tella y el nuevo complejo en el ex Tiro Federal comparte liderazgo con el estadio Monumental, en una tranquila esquina se encuentra este sitio encantado.

El Jardín de las esculturas se ubica en Av. Monroe 1100 (Monroe y Húsares) y puede visitarse de lunes a viernes de 9 a 18hs. Fue pensado como un espacio cultural a cielo abierto, rodeado con rejas para cuidar el valor patrimonial de lo que allí se exponía. La poca información sobre este paseo data del año 2006, en el Diario digital La Capital donde relata:

Junto al profesor César Fioravanti, director del Museo Perlotti, convocan y evalúan una vez al año a artistas interesados en participar. "Los materiales deben ser especiales, resistentes a la intemperie y nobles", explica el artista Carlos Estévez, curador de la muestra y funcionario del Departamento de Monumentos y Obras de Arte (MOA) que pertenece a la Dirección de Espacios Verdes. Así, piedra, hierro, cemento, acrílico, poliéster, madera y piedra, lucen sus bondades en singulares piezas artísticas a la que los vecinos disfrutan dentro de un bonito jardín con canteros llenos de flores y caminitos en zig-zag. Sentado en un banco, el visitante puede gozar de la propuesta, o recorrer la plaza y descubrir las obras, leyendo el prolijo cartel que muestra cada una de ellas.

La idea original es muy buena, cuesta reconstruir toda la historia con el paso del tiempo y la poca difusión que se la ha dado en los medios. En el año 2004 Clarín publica una nota con el siguiente título:“Galería de arte a cielo abierto en una plaza de Belgrano”:

Una galería de arte a cielo abierto. Eso es el Jardín de las Esculturas, la primera plaza de Buenos Aires en la que se exhiben obras de arte en forma permanente, y que acaba de inaugurar su muestra de otoño con 24 esculturas.Este espacio público de Belgrano es único en la ciudad. Fue creado en la avenida Monroe y Húsares hace unos cuatro años con el objetivo de difundir el arte escultórico en un ambiente no convencional y, así, acercarlo más al público. Sin embargo, recién desde febrero último los vecinos pueden disfrutar del jardín todos los días de 9 a 18hs.

El jardín tendrá cuatro exposiciones anuales, una por cada estación. La de otoño reúne trabajos de los artistas Leo Vinci, Cristina Costantino, Marina Dogliotti, Enrique Savio, Miguel Vayo y Janinne Wolfsohn. Parte de las obras surgieron de un concurso realizado el año pasado, del que participaron 20 artistas, y el resto fue elegido por los curadores de este museo al aire libre, el Museo de Esculturas Luis Perlotti y el Departamento de Monumentos y Obras de Arte de la Dirección de Espacios Verdes. Vinci, un premiado artista de 73 años que posee el taller de escultura más grande del país, es el invitado de honor con tres trabajos. "Los jóvenes valores irán sumándose en próximas exposiciones a los de más amplia trayectoria y a los ya definitivamente consagrados", promete el Departamento en el catálogo de la exposición, que los visitantes pueden retirar gratuitamente en la entrada del Jardín.Además, la asociación que preside está trabajando para incluir a la plaza en las visitas guiadas que el Gobierno de la Ciudad organiza por distintos barrios.

 

Conocí ese sitio por casualidad, un día de 2012, que retiré a mi hija del colegio cerca del mediodía para ir a hacer un trámite cuya presencia era menester. Caminamos unas cuadras por la calle Húsares con el fin de acercarnos a la parada del colectivo 107 y allí lo descubrimos: Un jardín encantado en el medio de la ciudad. Nos adentramos con cuidado, parecía un patio de un colegio o un club. No podíamos creer que ese sitio fuera público. Lo recorrimos, nos sacamos fotos cual adolescentes en plena travesura y nos fuimos.

 

Volví muchas veces a ese lugar, una vez al año por lo menos desde entonces. Y observé que lo que perduraba en el tiempo era la belleza de la naturaleza, de sus flores, de sus arbustos. Algunas veces cuidado y limpio, otras en situación casi de abandono.

Al día de hoy, el Jardín de las esculturas se encuentra sin esculturas. Se mantienen dos peanas cercanas a la entrada, y se han removido las luces y otras peanas que se encontraban a lo largo del pasillo posterior. Si bien es un hermoso y silencioso jardín, donde las madres del barrio pasean a sus bebés, los trabajadores de la zona descansan debajo de sus hermosas buganvillas, y las ancianas acuden en busca de un lugar seguro y tranquilo, allí podría erigirse como un centro cultural al aire libre. Los estudiantes de las facultades de arte podrían exponer sus obras allí, y convocar también a espectáculos, contacuentos, y pequeños conciertos en los atardeceres de verano. Un sinfín de actividades en un lugar que ya existe y está muy bien cuidado.  Los invito a compartirlo y hacerlo llegar a las autoridades.