martes, 13 de abril de 2010

María Angélica Guarneri-Buenos Aires, Argentina/Abril de 2010


Oraciones inconclusas


La pesadilla comienza...
estoy corriendo
por las calles polvorientas...
No pùedo respirar, ni pensar.
Sólo sé que estoy huyendo.

Mi corazón se acelera
Mis piernas… no responden.
Busco refugio… (dónde)
Calmo mi mente… (observo)
Entonces… comprendo
Huía sola… ¿por qué?
                       ¿qué pasa?
                        ¿dónde está la gente?

Me detuve…
Giré mi cuerpo
y vi el horror…
Destrucción, incendio,
gritos, dolor, llanto… (muerte).

El sofocante humo
trata de ocultar
la lluvia espesa
                 de cenizas grises
que lentamente
cubre los cuerpos inertes
de seres inocentes.

Enormes esferas de fuego
surcan el cielo indiferente
quebrando la armonía
del universo.

Una nube blanquecina
se eleva hacia el infinito
llevando con ella
oraciones inconclusas.

Las imágenes se enturbian
mi cuerpo vibra… (despierto)
Siento sobre mi rostro
tibias gotas de dolor…
son mis lágrimas





El cristal de la vida


En ese tiempo sin tiempo
más allá de la distancia,
donde una especie de desierto interior
vasto desierto
de arenas envejecidas
por el aliento caliente del sol…
donde mora el olvido
donde convergen sin medir
los límites de la razón.
A través del opaco cristal
de la vida, siento estallar
el volcán de mis recuerdos.
Sensaciones inexplicables
se suscitan
desgranando mis sentimientos,
dejando un amargo escozor
a flor de piel,
en ese momento
como un tambor vacío
mi corazón retumba
apagando el eco de mi esperanza.
Inerte… ante la abismal oscuridad
mis emociones no se detienen.
Hoy… sigo las huellas
trazadas delante de mí,
comencé a ser amiga
del largo y silencioso tiempo…
de conversar con él
sin oír sus respuestas
dejando que…
con frívolos reflejos
aleja hacia las laderas
de los sueños
mis recuerdos
disfrazados de olvido.

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