DE LA TRANSMIGRACIÓN
Estoy muerto. Pero me recuerdo vivo a través de las imágenes que el alma
proyecta sobre mi futura vida.
Reconozco mi grotesco andar por el nuevo mundo. Esto de ser cordero no
estaba en mis planes. Sin
embargo
no me sienta mal esta nueva piel. Pastoreo y me echo a contemplar desde mis
gigantescos ojos. Veo todo
mas a ras de la tierra. Pienso y siento como cordero. Recuerdo aquella
triste noche de la esquila y la matanza
para que los hombres vivan. Giro mi enorme cabeza. Brinco. Como por arte de
magia ya estoy en la trinchera.
Soy aquel soldado herido que jugo su vida en la guerra muerta. Perdida la
batalla fue recogido como escombro
en la tierra santa. Mate y me mataron. Murieron todos los sentimientos. Yo
fui cómplice de lo increíble. De las
consecuencias. Estoy en el horno. Aguardo expiar mis culpas.
Soy aquella fuerza enérgica que con palabras de aliento salvo la vida de
Juan. El suicida. Que agotada su impaciencia
creyó no tener causa alguna para seguir viviendo. No te mates!!. No te
tires !! ... le grite .No te salves y me dejes
solo!!. El me escucho y me tendió su mano !!.
Soy esa mano rugosa. Desesperada. Que se estrecha con otras generosas. Esas
manos me maravillan.
Escriben. Anuncian que transmigro al alma de un poeta. Soy la pluma que
transformo el poema, con aquella denuncia
de la luna oculta bajo el agua para no despertar al calor del sol.
Soy una sombra que llora al pie de la piedra, la muerte de su padre. Y esa irreflexión
armoniosa sincopa
de la irreflexión. Su repiqueteo. Su música. Su respiración.
Soy aquel que no pudo ser. Aquél que no fue.
Ese
hombre que no nació.
1 comentario:
Mmmmmmmm Jacinto !!!! que prosa poética!!!
que estilo el tuyo, que fuerte.
Muy bueno
Beso Jóse
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