UN PUEBLO LEJANO
Un regalo inesperado es siempre
gratamente recibido. Tal fue así, el tener en mis manos el libro “Un Pueblo
Lejano” escrito por un famoso médico bonaerense, Master en Psiquiatría y Salud
Pública, el doctor Luis César Guedes Arroyo. Ello se debió a la feliz consecuencia
de un encuentro literario, entre un grupo de chilenos que viajamos a Buenos
Aires y fuimos recibidos, con todo protocolo, por un nutrido grupo de miembros
de la Sociedad Argentina
de Escritores, de Buenos Aires.
Luego de las exposiciones literarias
en el importante salón de la institución argentina, hubo tiempo para compartir impresiones,
intercambiar libros, hasta algunas improvisadas interpretaciones de poemas por
parte de los anfitriones, combinado con un exquisito y abundante cocktail que
ayudó a relajar la formalidad anterior.
Conversé con varios escritores
acerca de nuestro quehacer, matizado con la toma de fotografías que servirían
como registro de nuestro viaje al país trasandino. Sin darme cuenta con quien compartía
impresiones, sobre nuestro quehacer literario, charlé in extenso con un señor
cuya conversación me pareció muy interesante. Al otro día, recibí con sorpresa
uno de sus libros, de manos de mi amigo don Carlos Calderón, con la tarjeta del
Dr. Guedes Arroyo, con una inolvidable dedicatoria de su puño y letra.
Y bueno, terminar su lectura desde
tenerlo en mis manos, fueron largos ocho meses. Debí hacerlo por etapas, entre
otros libros que se antepusieron por obligación literaria. Pero siempre estuvo
ahí, porque desde sus primeras páginas capturó mi interés, por su desarrollo en
un lenguaje sencillo, pero no falto de, podría decir, pulcritud literaria.
Diálogos claros, que a pesar de tratarse de Norteamérica, lugar donde se
desarrolla la acción, el lector se traslada y sigue las vivencias de sus
protagonistas tal y como si fuera testigo presencial de ellas.
Los diálogos fácilmente retratan a
los personajes y los diferencian unos de otros en las variadas historias que se
suceden en la vida de su protagonista, quien por su quehacer, de médico
psiquiatra, llega enviado por los directivos del Hospital Johns Hopkins, a un
pequeño pueblito de nombre Tyler Hill. Allí, como en cualquier lugar, sus
veinte mil habitantes no están al margen de los problemas psíquicos y
psiquiátricos que agobian a la mayor parte de los seres humanos de nuestro
planeta.
Esta sucesión de crónicas sobre
personajes con diferentes patologías, comienza con el encuentro de un paciente
próximo a operarse, renuente a comunicarse con su propio doctor. Luís, nuestro
protagonista, logra abrir el candado conductual de tal enfermo. Este hecho, y
su exposición de sólidos conocimientos, lo convierten en una buena carta para
proponerle aceptar, como conejillo, un ambicioso proyecto en ese pueblo lejano
que indica el título, basado solamente en la energía y el entusiasmo juvenil y
altruista de nuestro protagonista. Allí se suceden las historias, constituyendo
para el lector, cada una de ellas, un aprendizaje sobre comportamientos
extraños e inexplicables de los cuales hasta estas lecturas, en la mayoría de
los casos carecía de información. Y en esta obra vemos a la mayoría de sus
personajes romper las pesadas cadenas que arrastran que se remontan a sus
primeros años o a episodios traumatizantes en su vida adulta.
Así vemos a Luís, nuestro
protagonista principal, involucrado con un convento de monjas, donde se suceden
conflictos tan insólitos como la huelga de hambre, por parte de un grupo de religiosas cubanas. Una joven
y bella superiora norteamericana, inflexible y autoritaria que con el paso del
tiempo y la influencia de nuestro galeno, logra encausar su vida lejos de la
vida conventual y dar curso a una sexualidad reprimida. Un buen mozo sacerdote
que tiene ingerencia directa en esta comunidad religiosa, no puede evitar
causar estragos románticos entre sus casquivanas siervas. Insensiblemente cae
en la tentación carnal con una de ellas y pensando que el Concilio Papal daría
normalidad familiar a la vida religiosa - posición eclesiástica que nunca se
dio - el hombre queda preso en la disyuntiva – o seguir en sus funciones
clericales de obispo, con posibilidades de un no muy lejano grado cardenalicio
- o bien dar curso a su inclinación sexual y sentimental, definida como hombre,
ignorante de la próxima maternidad de una monja que es de su total responsabilidad.
Otra de las historias más
impactantes, es la de aquella monja que incita a un joven colega filipino;
alternar un fogoso encuentro sexual, con la ejecución, con mediana maestría, de
su última tocata y fuga en tempo appassionato, en el coro de la capilla de la
congregación, entre encendido de luces, toque de campanas y autoridades eclesiásticas
y civiles presentes en la nave central, para escuchar tal concierto.
La trágica historia de una niña próxima
al suicidio, no deja de ser impactante. Su extraño comportamiento, pese al
apoyo y preocupación de su madre, quien no logra captar el actuar aberrante de
su propio padre. La solución llega por mano divina y ambas mujeres logran con
el tiempo encausar felizmente sus vidas.
La enferma cuyo comportamiento la
aleja de todo su entorno. Duelos no resueltos, hacen de ella su propio enemigo,
provocando lentamente su destrucción, hasta que nuestro protagonista logra
interesarla en permitir un cambio gradual, y gracias a un simple ardid se
posibilita el principio de su sanación.
También nos presenta el caso de
aquella importante e inteligente doctora y su asistente. Ambas mujeres forman
una pareja que viven una discreta relación romántica y que gracias a este sentimiento
les crea una leal dependencia. La primera, debe buscar ayuda médica en la
medicina alternativa, porque la alopática le anuncia su muerte a corto plazo.
Finalmente logra vencer los vaticinios anteriores con la reeducación de
hábitos, y un atinado tratamiento naturista. Ello deja pendiente un gran un
desafío para nuestro protagonista, en cuanto a la efectividad de esta terapia que niega la ciencia médica
tradicional.
Estas y otras crónicas, tienen un triste
desenlace que nos lleva a participar en la partida prematura y trágica de la
novia de Luis, nuestro personaje principal. Un mal totalmente agresivo,
detectado a destiempo, es el responsable de su próxima partida. Los designios
no están a su favor, las maravillas de la medicina alternativa no están a su
alcance, por circunstancias no previstas.
Y así, nuestro joven galeno, que
resulta ser el propio escritor Luís César Guedes Arroyo, cumple su estadía en
el Lejano Pueblo de Tyler Hill, dando por concluida su labor en la puesta en
marcha de su programa sobre salud mental ambulatoria, para los habitantes de
ese simpático lugar, que podría ser cualquiera de los nuestros, guardando las
diferencias.
Finalmente, agradezco al doctor
Guedes el haber puesto su libro en mis manos. Este ha sido un verdadero aprendizaje
novelado y de mucha información, que para un lego en estos asuntos
desconocidos, resulta de un valor incalculable. Sin embargo, el conocer estos
desórdenes, no significa una simple curiosidad, sino más bien, observar sin
censura y con mucha comprensión, estas falencias que pueden afectar nuestras
vidas, directamente o en forma tangencial, con
seres que forman parte de nuestra propia historia.
R. ASCENSIÓN
REYES-ELGUETA. 11-FEBRERO-2010.