CABO POLONIO
Las sombras
comienzan a empañar sus ojos, el hombre sueña el aleph . En Ariel ,todo
está recuperado.Es un ser devenido al todo, lo real y lo
soñado Es el ayer y lo que tendrá que esperar que llegue.
En la playa La Mansa , la mujer en la noche
, camina, bebe el vino sentada en la arena , la musicalidad ausente de las
olas, un poema olvidado en las sábanas de una alcoba . Despierta de noche, el
aire frío de Cabo Polonio, le anuncia la llegada del invierno . Es cuando ella
se va .Es cuando lo perdido , se pierde aún más.
Ariel
no encuentra la ropa de Silce. Terminó el verano.La soledad comienza a
abrazarlo, y se entrega. No tiene nada , ni a nadie . Desde la planta alta de la Iglesia Luterana
--cuando era niño--podía descubrir las terrazas sucias y limpias, el amor del
amigo vecinito con la muchacha de turno en los atardeceres de Marzo, los
barriletes del Barrio Saavedra,flamear sus colas de telas de distintos colores.
No
conociendo su imaginación ,pensó en el vació incorporado a su vida. Presumió
el haber descubierto, las mentiras y verdades, de las paredes , con
frases vestidas de grafitis, las marchas de hombres con sed y hambre de
justicia,el mejor alumno del colegio , bandera en mano sin sangre y con muchos
soles , el final de los aplausos a cambio del morir en un escenario.
Silce le
reveló la vida. No era el aleph..
Todo había
sido el juego de lo terrenal. Silce en sus caminatas nocturnas, desnuda al
borde del mar. El amor en la arena húmeda, las sonrisas de ambos esperando al
sol ocultarse .
Cabalgó toda
la noche , deteniéndose en el pasillo de entrada, por donde se había ido ella.
Espero a una ausente,que sabe que no vuelve,ni volverá.No lo puede
asumir.
Regresa,
agotando al animal. Él transpirado , sin bañarse, sin secarse , toma de una
pequeña biblioteca la biblia. Enciende nuevas velas, esta oscureciendo.Busca
nervioso el libro del Eclesiastés . Lee en voz alta , lo vuelve a leer y
se percata que no es el tiempo lo que busca.
Lo cierra,
apreta sus ojos, como creyendo que el pasado o el presente vuelven. No sucede
nada. Nada sucede.Nada de nada.
Regresa a la
playa La Mansa
de Atlántida.
Dormita
sobre las arenas . Prende un cigarrillo , levanta su mirada al cielo. Descubre
a las Tres Marías unidas.
Unidas a la
línea del horizonte.
Ariel y
Silce abandonan el protagonismo... y las sombras aún continúan empañando el
ojillo del aleph.
1 comentario:
UN HERMOSÍSIMO RELATO, CONFIESO QUE ME ATRAPÓ. FELICITACIONES ABEL.TODO UN HALLAZGO DE GENIALIDAD. UN BESO ALICIA.
Publicar un comentario