martes, 24 de noviembre de 2020

Eduardo Magoo Nico/noviembre de 2020


 Foto: Sergio Meresman

 

 

Réflex

 


 

Recuerdo aún la lengua original. Un idioma de pasta. Madera oliente. Hubo margen para una especie de habla interior. Hay el olvido del idioma y el mensaje eterno. Asqueroso.

 

Hubo una sílaba metálica para decir en la sombra y un nuevo olvido de lo que fue la memoria. Una idea repetida. Un asquearse de los otros que se hacen uno y siempre de uno. Un ciclo en la serpentina del venablo. Una búsqueda en cada límite y con cada nueva resistencia. Me gozo en ese muelle de soberanía escasa. Me gozo en ese muelle de soberbia.

 

¿Hay alguna idea que supere la idea de ortopedizar el alma? ¿Quiero decir el cuerpo de una mujer? (¿Quiero yo decir el cuerpo de la mujer?) ¿Hay un idioma que haga el olvido de mi propia memoria? Sistema de resistencia y de fallo. En ese fallo me gozo como en un muelle... ¿Perdido el perdedor se pierde lo ganado?

 

¿Hay un habla por fin que haga el olvido del idioma? ¿Un sistema para perseverar en el fallo? ¿Para reconstruir la trampa no siendo por enésima vez el cebo? En esa abertura blanca sobre lo negro me cierro. Al álamo sombreado del páramo recogido. Parado. Sincero.

 

Hay una ausencia más rotunda que el agujero en el lugar de vaciar. Que el yeso en el lugar de quebrarse. Que la máquina imantada en el lugar de pisar. De ser pisado... Pero he aprehendido que negando lo negado aparece un algo parecido a un sí. Que es no.

 

En ese muelle me hamaco. Junto al álamo donde no estoy. Afortunadamente. Sin un sí. Sin siquiera el sueño del sueño de un sí. En mi cuerpo. De un sí para afuera y a lo lejos. Un sí como de otro. En ese muelle me mezo. Como una nueva vacación cada vez. No siendo lo que escribo. No escribiendo.

 

Negándome a saber que solo y solo si. Soy ese sí. Ese cuerpo. En la sombra de las palabras. En el lugar del fantasma.

 

Ortopedia del alma. Algo como dinero-mujeres.

 

Caminar. Arrastrarse. Empujarse con los muñones. Sobre un carrito de rulemanes. Con un bastón. Con muletas. Con piernas mecánicas. Con pelvis de goma. Con prótesis dentales. Con hombreras. Con un aro de yeso. Con un garfio. Con audífonos. Con fajas elásticas, bombacha de goma, ano contra natura, dedales metálicos, nariz de platino. Como sea. Hasta la muerte.

1 comentario:

Lina Caffarello dijo...

Hay que prestar atención, se trata de todo un interesante laberinto filosófico.
Gracias.