jueves, 19 de junio de 2025

Javier Claure-Suecia/Junio 2025


Doña Efigo Omamoke

Las cosas que no se pueden pesar ni medir son mucho más
importantes que aquellas que sí se pueden pesar y medir.
Alexis Carrel.

Doña Efigo Omamoke
con sus ochenta y cuatro años
solía contar los árboles de su barrio
subrayaba párrafos de la Biblia
y a las palomas que llegaban a su huerto
granos de maíz les ofrecía.

El destino me ha jugado mal
– decía doña Efigo ­-
las tres cartas de mi póker
fueron crueles de verdad
la primera carta anunciaba
la muerte de mi marido
desde ese día
el dolor esposó conmigo
respiro con más intensidad
mis ojos son dos cortaplumas
que iluminan ausencia
mi voz se volvió aguda
y en este vaivén
tiré los tejos en buena dirección
pero la suerte
nunca estuvo a mi favor
y golpe tras golpe
he hallado consuelo en las alturas
me aferré entonces a mi rosario
cuyas perlas me devolvían
lo hermoso de la vida.

Doña Efigo Omamoke
vivía en una pequeña casa de adobes
su patio era un suplicio abierto a la claridad
la virgen María
adornaba la cabecera de su cama
un brasero humeante
delataba la llegada de visitas
cacerolas
calderas
y platos de aluminio
reposaban en su comedor
como si fueran faroles
de antiguas carrozas
en las antiguas calles de Venecia.

A doña Efigo Omamoke
le gustaba los helados y las golosinas
amaba el sol del atardecer
y tenía una soberana afición por las plantas.

La segunda carta
me arrebató a mi hijo mayor
– decía doña Efigo –
se fue como una venda sangrante de hospital
una vez más
me quedé revestida de tristeza
una sola lámpara
alumbraba los rincones de mi casa
mis lágrimas
escribieron una canción líquida
que jamás tuvo fin
y me puse muy terca
con todo eso
que las circunstancias llaman casualidad.

La tercera carta
es la brújula de mi martirio
– decía doña Efigo –
a veces me invento personajes
como si fuese un encuentro fortuito
con mis seres más queridos que toleran
mis penas
mis náuseas
mis alegrías
y mis vómitos.

Doña Efigo Omamoke
curvada, prolongaba sobre su bastón
todo su centro de gravedad
en cada pasito que daba entre las baldosas
dibujaba la historia de su existencia
y cuando se encontraba con un cura de sotana
exclamaba:
¡facineroso, a ti te estoy buscando!

De niña
vestía a mis muñecas como ustedes
– decía doña Efigo a sus nietas –
canté
junto al ruiseñor en las madrugadas
saqué agua del pozo
la aguja y el dedal
fueron mis mejores amigas
y enterré las yemas de mis dedos
en los surcos de la tierra.

Luego más tarde
fui dama de un caballero bien educado
de corbata azul y traje sin manchas
con ese hombre me casé
en abril de 1934
bailábamos
tango
vals
boleros
y los maridos de aquel tiempo
susurraban ternura
en las noches de fiesta
ahora
todo es una desfachatez
– decía doña Efigo –
el desprecio
los celos
y la violencia
ensombrecen
los parques y los teatros
la locura
habla de la madre de las bombas
la gente lucha
por alcanzar la cima de lo material
cuando en realidad
deberían asomarse
al pedestal más alto de lo humano.

Somos una chispa fugaz
en cualquier momento
nos vamos boca abajo
como alondras descarriadas.

Estoy muy cansada
– decía doña Efigo –
mis venas
no encuentran su fuente
mis ojos
ya no divisan el norte de mi camino
la cabeza
y mis pies me chantajean
mi pulso
es una grotesca tembladera
fíjense ustedes
pronto partiré de espaldas
sobre tablas heladas
y no llevaré mis pertenencias
ni mi anillo de matrimonio
menos podré llevar
el último suspiro del suicida.

 



Los días 5 y 6 de junio, Madrid fue escenario del tercer Encuentro de Escritores Bolivianos en Europa, una cita literaria que reúne poesía, cuento, ensayo y crecimiento personal. Este encuentro representa mucho más que una jornada de lecturas y presentaciones: es una apuesta firme por la promoción de la literatura boliviana en el extranjero, un acto de afirmación cultural que busca marcar la identidad boliviana en el escenario internacional. Los escritores bolivianos, portadores de una rica herencia plurinacional y diversas sensibilidades contemporáneas, se presentarán ante el público español con obras que dialogan con el mundo sin renunciar a sus raíces. Esta iniciativa, que celebra el diálogo intercultural, se convierte en una plataforma vital para visibilizar nuevos talentos y reforzar el lugar de Bolivia en el mapa literario global.

El poeta, escritor y periodista boliviano Javier Claure Covarrubias asistirá a esta reunión de literatos. Asimismo, firmará su último poemario, ¿De qué espejo está hecha la vida?, en la Feria del Libro de Madrid.


 

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