miércoles, 21 de julio de 2010

Beatriz Pozzi-Buenos Aires, Argentina/Julio de 2010


                                                                                  
La Mabel

Vieja ¿llegó la Mabel?
Sin obtener respuesta  el padre de Mabel se refugia en su realidad fantaseada, el tiempo se detuvo para él, aquél 11 de julio, hace ya varios años.

 Está amaneciendo, retumba su taconeo de botas en la vereda solitaria. El vapor de su aliento se diluye en el aire frío . Se envuelve en su larga bufanda rayada  y ya en camino a su trabajo se encuentra con Horacio con quien se había citado.

Cuando él se acerca , siente que se le aflojan las piernas, un temblor sacude su cuerpo, pero no puede esperar más, su ansiedad trasciende el límite de lo posible y jugándose frente a un futuro  incierto le dice:  _estoy esperando un hijo tuyo.
Horacio eufórico la abraza y la besa felíz y mientras van caminando, él comienza a proyectar, con una mezcla de entusiasmo y emoción, a programar la idea de vivir juntos, de mudarse a una casa con jardín y patio grande, como la casa de Mina Clavero, donde vivió su niñez y su adolescencia con sus padres, hasta que fallecieron  y se vino solo a vivir al barrio de Palermo, en la piecita del fondo de un pariente.

Mabel  no escucha, por su cabeza giran otros pensamientos que no logra ordenar. Se entremezclan los sucesos cotidianos.
Su marido frecuentando diariamente el bar,  discutiendo de football, a los gritos con sus amigotes, bebiendo y jugando a las cartas hasta muy tarde en la noche.
Ese hombre que no la respeta, no la ama, pero del que ella emocionalmente no puede desprenderse, como no puede superar esa ambivalencia afectiva  que la trastorna.
Decide entonces proponerle a Horacio, postergar los encuentros por un tiempo, hasta plantearle la situación a su marido
Horacio no está de acuerdo pero por no contradecir a Mabel acepta con cierto recelo.

Desde ese momento cada día que pasa aumenta la nostalgia en Horacio, la ausencia de Mabel se le hace insoportable, el temor de que llegu el instante que nazca el bebé, sea en casa de Mabel, junto a su marido lo desespera  y sólo encuentra alivio para su tristeza refugiándose en la esperanza de un futuro junto a ella y su hijo.

Después del tiempo que acordaron no verse Mabel acude a encontrarse con Horacio para darle la noticia._Perdón, pero no podemos continuar con esta relación, dice Mabel, estoy insegura, confundida y se me hizo insoportable continuar con el embarazo, así que decidí abortar

Aquella mañana del 11 de julio clareando el día,  que se abre sobre el rocío helado de la madrugada, en el silencio del barrio dormido, se escucha un disparo e inmediatamente otro.
.
Esa misma noche, alguien toca el timbre en la vivienda de  Horacio.  Un familiar abre la puerta .    No,   acá velamos a mi hermano.
A   esa puta,  la velan en la otra cuadra.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Holaaaa Beatríz!!!!
Fuerte tu cuento!!!
Cuando se va acercando el final, que desenlace terrible, que historia tan triste.

Muy bueno y felicitaciones!!!
Besoss Josefina

Laura Beatriz Chiesa dijo...

Beatriz: un relato cargado de emociones, desvalorizaciones y contradicciones humanas. Muy bueno, un beso de,

Regina dijo...

Mamá:
Te felicito por poder expresarte también con la escritura. Y porque lo consigas a pesar del esfuerzo que representa.
Un beso
Regina