martes, 21 de abril de 2015

Isidoro Gómez Montenegro/Abril de 2015



Sirena
Hoy me confieso contigo:
Disfruto tu regazo
y el roce de tu seno henchido
tras la blusa,
desprender los botones quisiera.
¿Pudieras a caso darme el brillo de una mirada?…
Voy hasta tu pecho, cerca de la axila
dulce morada del ave sobre mirtos.
Bajo a la sentina de tu cuerpo,
donde yazgo fiel,
náufrago imaginario
en la soledad de un beso.
Vivo en la quebrantada espera
de las noches murmurantes… sin nublos.
Un árbol centinela mueve sus hojas
en adoquinada marisma de estrellas Maris.
¡Fatuo pensamiento!,
fuego interno recorre la noche lerda.
Con  la primera ráfaga de viento…
Aparece -desnuda- canta,
crencha los cabellos la sirena,
escurriendo gotas de cristal, espuma y mar.
Hoy sabré confesarme,
amarte en un claro de luna
amor de mis entrañas,
senda que no olvido.
¡No sé como expresarlo!

1 comentario:

Anónimo dijo...

A pesar de lo que indica el último verso, y sin dudas, todo está expresado en este poema.
Lina