Foto de Flavia Revagliatti |
“LA CASA DESHABITADA”
Chitón, procuran los procuradores
es la llovizna negra, costas y mañas
Atráense (sórdidos vaivenes)
los vocablos bufete rico y bufete pobre
y zarandeado tribunal de la chancillería
Me inclino ante la Ley/ yo me prosterno
(cuando otros enloquecen)
qué menos que guiñando o haciendo ojitos
Abnegaciones y lealtades copulando con perentorios chantajistas
próximos a la luminosidad artificiosa de los ensimismados candelabros
del celebérrimo pleito Jarndyce y Jarndyce
¿Velos?, pero sobre todo pretendientes
para mi dueña y mujercísima Esther
(dama Trot, dama Durden) Summerson
(Apostillas entre la niebla sucia
y la cellisca de Londres recauda
Vladimir Nabokov
y yo administro).
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“LA CASA DESHABITADA”, novela de Charles Dickens.
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