miércoles, 17 de febrero de 2010

Lina Cafarello-Buenos Aires, Argentina/Febrero de 2010



PRÓLOGO CELTA


Un círculo en el bosque,

una piedra y el crepúsculo.

Vi el santuario.

Vi el misterio formulado en el follaje.

Vi el caldero que unge las espadas.

Vi a los héroes proyectados por la luna.

(De azul, se pintarán de azul.)

Erudición guerrera

que es mandato de los dioses.

(No escribirán: la magia no se escribe.)

En la unidad mística del trébol,

tres grullas,

tres ríos,

tres aullidos.

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CEREMONIA CELTA


Cantan,

y su canto brama;

vocalizan conjuros y victorias.

Brama el bosque en la neblina.

Ríen,

y sus dientes de mora

intimidan a elfos y a fantasmas.

Crujen los ojos, las quijadas.

Danzan,

desnudos y azules,

y en la danza más temible

fulguran las espadas, azules y desnudas.

Cantan, ríen, danzan:

convocan a los dioses

y el viento derrota al enemigo.

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COROLARIO CELTA


Hacia la noche,

las hadas encienden sortilegios

y liberan espíritus antiguos

ocultos en las piedras.

El viejo roble,

morada de los dioses,

es el santuario que hechiza

la palabra del druida:

por cada letra, un árbol;

cada batalla, un mito.

Hogueras prodigiosas

celebran el triunfo de la tribu.

Rugen vibraciones.

Los ojos, bizarros, centellean.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lina: una poética secuencia que nos lleva hasta el "viejo roble, morada de los dioses" y hasta el triunfo. Muy lindo. Te saluda, Laura Beatriz Chiesa.