cuando un duende se va
los ojos se despenan
las manos se ahuesan de
tristeza
y hay lágrimas inútiles
que duelen
cuando un duende se va
hay lugares deshabitados
nostalgiados de voces
desmemoriados y solos
cuando un duende se va
la risa se esconde en un
buzón
y una tropieza de
vulnerable
en una esquina cualquiera
de buenos aires
cuando un duende se va
dios se ausenta por un
rato
2 comentarios:
Otro lujo que te das Graciela, con Alba Estrella Gutierrez Poeta.
Alba: es verdad, los duendes pintan con luces sus recorridos. Son capaces de equilibrar intenciones y, todo eso duele en su ausencia. Mi abrazo,
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