jueves, 22 de septiembre de 2016

Milagros Ríos Bazán-Perú/Septiembre de 2016



LA DANZA DE LOS SENTIMIENTOS

Hoy llegó el momento del baile
se estaban por casar la soledad y la compañía.
El espacio era profundo y penetrante.
Absoluta discrepancia entre los sentimientos que eran los invitados.

Pasos desolados acompañaban el canto nupcial.
La soledad anunciaba su triste lazo de unión y destrucción,
mientras la compañía estaba empapada en llanto.

Llanto inusual en aquel sentimiento que añora un querer
que busca brazos de pasión en donde refugiarse.
Parece que era una unión perturbadora,
perturbadora era, que clase de unión será.
No entiendo a los sentimientos,
tan revoltosos, tan odiados,
tan queridos, es una mezcla de sensaciones.

Algún día se podrán casar la soledad  y la compañía.
Algún día se podrán casar el dolor y la felicidad.
Será algún día.

Llegaba la hora del baile,
y la razón parecía temblar.
Parece que la noche los abrazaba con sus fuertes vientos.
Vientos que estremecían a los demás sentimientos.
En instantes, se vio una luz,
Eran los recién casados…

Acaso la mezcla de sentimientos,
acaso la lucha de cuerpos,
acaso los llantos desgarradores,
acaso los desánimos no se marchan.

La compañía era una rutina,
la soledad una forma de vivir.
Juntaron sus sangres y decidieron crear la esperanza.

Ahí la razón se llevó la victoria,
pues de danza en danza nacieron las oportunidades.

No te animas a danzar en tus sentimientos…
Poema seleccionado del compendio de poemas “Confesiones de medianoche”

Ascensión Reyes-Chile/Septiembre de 2016



ÁRBOLES
Vives como gorrión entonando trinos
arpegios de un violín enamorado.
Será el final de un largo camino
alcanzar con tus pequeñas alas aquel
horizonte que borró tu presente.
Octavio Paz.
Dos árboles miran el ocaso
y entre sus ramas…
brisas curiosas susurran pasado
mientras el sol y su fuego
se ocultan en la sombra.

Dos árboles miran el ocaso
semejando alas que se buscan,
juntando sus ramas como abrazos
guiadas por un viento sin destino,
que acaricia sus añosos troncos.

Dos árboles miran el ocaso
unidos en la vida.
Sus raíces forjan silenciosa alianza
y en lo alto…
jolgorio de trinos risueños
endulzan la despedida.

Dos árboles miran el ocaso
El relámpago y el trueno, quizás
perturbaron sus noches solitarias y
la lluvia refrescó sus cansados pies
que han caminado los años.

Dos árboles miran el ocaso
Como dos torres erguidas
buscando un cielo perdido.
Sin embargo...
su luz está presente
en cada alborada.

 

George Reyes-México/Septiembre de 2016




VALSPOP


..........Danzas

..........lo eterno:
.......................desgajado
..........paso
..........universal
..........en profana
..........pista donde
yace (s)
..........la sollozante
..........luz...

Ascensión Reyes (Cuento)-Chile/Septiembre de 2016



EN PIE DE GUERRA

                 Mi primer día de vacaciones, Reñaca, mar azul, arenas doradas y una suave brisa que despeja el calor de un sol luminoso, y yo, dispuesta a la batalla.
                 Después de una larga temporada metida en mis libros y cuadernos, tratando de salvar año tras año todos mis créditos universitarios, más las obligaciones familiares de todo tipo, por fin he llegado a la meta, Licenciada en Letras. Un cartón universitario recién colgado en mi pieza de soltera, y miles de proyectos y sueños en mi cabeza.
                  Digo Soltera y con mayúscula, pues en todo el tiempo transcurrido desde la finalización de mis cursos medios hasta mi paso por la universidad, me negué a pensar en el amor, es decir, lo desee, pero lo rehuí como si se tratara de una enfermedad. Traté de ver a los muchachos en forma fría y objetiva, no obstante,  me convertí en alguien muy popular entre el elemento masculino. Me tildaron de buena amiga, agradable, confiable, buena onda y varios otros calificativos que me convirtieron en la infaltable en cada convivencia. Pero del amor nada. Ni siquiera me pusieron a prueba faltándome el respeto; situación que no me habría desagradado mucho. Sin embargo, hoy, ahora y en este momento, comienza una nueva etapa en mi mundo sentimental emergente.
                 Lo primero, fui a una multitienda surtidísima en ropa femenina y al cabo de una larga sesión de probador, elegí un audaz traje de baño, no solamente por su colorido, sino por su reducido tamaño.
                 Previamente recién salida de la ducha,  sometí mi cuerpo a un exhaustivo examen visual. . El resultado fue positivo, de cuello a pies. Hacia arriba otro cuento, pero no tan grave como para que una buena sesión cosmética no lo solucionara.
                 Y heme aquí, sentada en una playa de moda: escondida detrás de oscuras gafas de sol, sobre una coqueta toalla luciendo mi diminuto bañador y gozando la melodía que me llega de mi “personal”. Para hacer de mi imagen totalmente sugestiva,  he cubierto mi cabeza con un sombrero de inmensas  alas, como esos que usan las grandes del cine.
                 Con este entorno y mi nuevo look, estoy al comienzo de mi nueva etapa guerrera, mostrar todo mi potencial, así como en los desfiles militares se muestra el armamento, ocultando lo mejor en los cuarteles.

                                         Siento un escalofrío en mi espalda que me saca de mi ensoñación. ¡Qué mal educado este hijo de p…! pasar cerca de mí para ensuciarme con sus gotas asquerosas… ¡Insolente!, si no fuera por este estreno le diría lo que se merece...¡ Qué pesado el tipo!, y todavía se atreve  a sonreírme…  Hasta parece cerrarme un ojo.  Estúpido, patán malcarado, yo te lo cerraría  de un solo golpe...Me sigue observando, ¿qué se habrá creído?... ¿Será a mí o a mis protuberancias?... Bueno, total no importa, igual son mías y estoy aquí para lucirlas… Al menos es un buen comienzo, aunque sea un ordinanario como éste, es un hombre…
                                        Al parecer me sigue mirando disimuladamente…! Fíjate, fíjate! Se sentó en la arena y me ha sonreído descaradamente, ¿pensará que yo me voy a fijar en él?…! Qué se espere sentado!…Aunque en honor a la verdad no está tan mal como prospecto…Mis amigas expertas dirían que está para el “asado”, es decir algo comible… Pero eso no quiere decir digerible. ¡Horror!.... ¡Qué lástima! su nariz es horrible, larga y torcida… ¡Pobrecito!, me recuerda el poema de Quevedo…”Erase una nariz pegada” y todo lo que sigue…” ¡Dios!, que mala soy”,… el pobre no tiene la culpa de tener esa nariz… Claro que yo se la achicaría con una buena cirugía plástica y quedaría estupendo…  Pero aún así, una gran nariz indica un hombre de carácter, de personalidad definida…Bueno, mirándolo con paciencia, aparte de su apéndice nasal descomunal, el resto está bastante aceptable… Mira tú, si tiene la piel bronceada, sus hombros son anchos y la cintura estrecha, la “colita” me la imagino… Sería agradable acariciar un pelo así como ese… puesto en una cabeza masculina,  por supuesto…!Se ha puesto de pie!...,  ¡Qué buen prospecto este “mino”!...Ni siquiera me atrevo a pensarlo, pero su diminuto traje proclama  a los vientos que debajo se esconde un macho recio…!Horror!…¿Qué te pasa?,…Serénate niña, más despacio, al parecer se te están soltando las trenzas… Mujer no te extralimites, vas demasiado rápido..!No y no!... mil veces no, me prometo no caer rendida ante el primer espécimen de macho recio que me salga al camino, aunque éste sea regio…       
                    Aunque,…! Dios ayúdame!, viene hacia mí sonriéndome…! Me muero!...
                 -Hola, ¿Me puedo sentar a tu lado?
                 -¿Decías?, estaba distraída.
                 -Te pregunté si me puedo sentar a tu lado.
                 -Por supuesto, la playa es libre.
                 -Perdona pero fui un maleducado, venía a disculparme por haberte mojado cuando pasé cerca de ti.
                 Le brindé mi sonrisa más cálida. Mi guerra había comenzado, mis armas estaban a punto y a la vista.

Ascensión Reyes (Comentario libro)-Chile/Septiembre de



EL PERFUME DE PATRICK SUSKIND

            Nació en 1946 en Baviera, Alemania. Realizó estudios de Historia medieval y Moderna en la Universidad de Múnich  y en  Aix en Provence entre 1968-1974. En la década de 1980 trabajó como un guionista televisivo, para Kir Royal y Mónaco Franze entre otros. Su padre, Wilhelm Emanuel Süskind, fue escritor y traductor, trabajó durante largo tiempo en el periódico alemán Süddeutsche Zeitung. Su primera obra fue un monólogo teatral titulado El contrabajo, estrenado en Múnich en 1981. En la temporada 1984 - 1985 ofreció 500 representaciones, convirtiéndose así en la pieza de teatro en el idioma alemán, con mayor duración en cartel.
            Pero su éxito llegó con su novela El perfume, bajo el título original Das Parfüm, die Geschichte eines Mörders (1985), traducida a 46 lenguas, entre ellas el latín, rápidamente convertida en un bestseller con aproximadamente 15 millones de ejemplares vendidos y convertida en éxito cinematográfico en el año 2006 por el director Tom Tykwer, tras 15 años de arduas negociaciones. Otras obras suyas son: La Paloma (1988), La historia del señor Sommer (1991), Un Combate y otros relatos (1996).
            El perfume, está dividido en cuatro partes y cincuenta y un capítulos, transporta al lector a un mundo con el que no está familiarizado,"el evanescente reino de los olores", a través de su protagonista, Jean-Baptiste Grenouille (grenouille significa rana en francés).

       EL PERFUME
         COMENTARIO

            Jean-Babtiste Grenouille, nació cualquier día y por azar, en los arrabales más pobres y dejados de la mano de Dios, allá por la Francia del siglo XVIII.
            Su madre una meretriz, da a luz este hijo no deseado y a consecuencias del parto muere, dejando un huérfano, rechazado por todas las personas que deben cuidarlo, porque tiene una particularidad muy especial. Este pequeño ser carece de olor, defecto que lo acompañará durante toda su vida, en cambio su fino olfato lo hará percibir olores que para otros seres normales pasan desapercibidos.
            Tiene una infancia solitaria y triste, en que es tratado con rigor por quienes están a cargo de él, y pese a ello sobrevive. Casualmente, en su adolescencia llega al laboratorio del perfumista Baldini, famoso por crear aromas ha pedido de nobles y de personas adineradas. Allí aprende todas las técnicas para conseguir aromas desconocidos o repetir algunos. Pero al cabo de un tiempo, decide aislarse en las montañas para meditar y pasa un gran tiempo aislado en una cueva de los Montes Cantal.
            Su meta es llegar a Grasse, y prosigue su camino, su olfato lo induce a sintetizar un olor con el que impregnará su cuerpo para ser considerado como una persona normal. Casi lo consigue captando el perfume que emiten bellas jovencitas a quienes debe matar, para luego de un complicado procedimiento, captar en una esencia ese perfume que emana de la pureza, la bondad y la inocencia, ese olor que conquista a todo el mundo y que él lo necesita para si mismo.
            Este afán de captura, a Jean-Baptiste Grenouille, lo convierte en un asesino serial, que no descansará hasta eliminar a Laura, una bella joven, hija de un hombre importante y finalmente logra crear el perfume perfecto.
            El Perfume, es una novela de alto contenido conceptual, en que el realismo mágico se hace presente, engarzado en la realidad francesa de su tiempo. El perfume es aquello que identifica a cada persona como un ser único e irrepetible, esencia que emana desde el nacimiento. Ese intangible que en algunos trasciende e induce a ser aceptado o rechazado dentro de una sociedad que es exigente. Esta novela, en este caso traducida al español, resulta entretenida, aunque su mensaje se capta en una doble lectura, la que nos permite desentrañar algo tan simple como una huella digital, en los olores.  

Rolando Revagliatti-Argentina/Septiembre de 2016



María Teresa Andruetto: sus respuestas y poemas

Entrevista realizada por Rolando Revagliatti



María Teresa Andruetto nació el 26 de enero de 1954 en Arroyo Cabral, provincia de Córdoba, la Argentina. Reside en un paraje sobre la ladera oriental de las Sierras Chicas de esa provincia, en el barrio Cabana, perteneciente a la ciudad de Unquillo. Obtuvo por concurso la Beca Secretaría de Cultura de la Nación Argentina, la Beca Creación del Fondo Nacional de las Artes, la Beca Anual para Proyectos Grupales del citado Fondo, la Beca de la Internationale Jugendbibliothek (Munich). Ha sido invitada a cátedras de literatura, de literatura y género, de literatura infantil en diversas universidades y espacios de formación de grado y de postgrado de su país y el extranjero, así como a leer sus ponencias y reflexiones en Congresos e Instituciones de la Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Colombia, México, Estados Unidos, España, Alemania, Suiza e Italia. Ha dirigido colecciones informativas y de literatura juvenil y dirige actualmente una colección de rescate de narradoras argentinas. Para niños y adolescentes publicó “Stefano” (novela), “Veladuras” (nouvelle), “El anillo encantado” (cuentos), “Huellas en la arena” (cuentos), “La mujer vampiro” (cuentos), “Benjamino” (cuento ilustrado), “La niña, el corazón y la casa” (novela), “Solgo” (cuento ilustrado), “El país de Juan” (novela), etc. De su bibliografía para adultos citamos las novelas “Tama”, “La mujer en cuestión”, “Lengua madre”; publicó el libro de cuentos “Cacería”, la pieza teatral “Enero”, los poemarios “Palabras al rescoldo”, “Pavese y otros poemas”, “Kodak”, “Pavese/Kodak”, “Beatriz”, “Sueño americano”, la antología poética personal “Tendedero”. Parte de su narrativa ha sido editada en italiano, alemán, portugués, gallego, esloveno, turco y chino. Ha sido incluida en antologías nacionales, latinoamericanas, francesas, italianas, españolas, portuguesas, norteamericanas y lituanas. Recibió, entre otros, el Premio Hans Christian Andersen 2012, el Premio Iberoamericano a la Trayectoria 2009, el Premio Cultura 400 Años de la Universidad Nacional de Córdoba en 2012, el Primer Premio Novela Fondo Nacional de las Artes 2002 y fue finalista del Premio Clarín de novela 2007 y del Premio Novela Rómulo Gallegos 2010.



          1 — ¿Siempre viviste en esa provincia tuya que limita con otras siete, la segunda más poblada de nuestro país?

          MTA — Salvo un período de casi dos años (1976/1977) que pasé en la Patagonia y tres meses del año 1993 cuando cursé una beca en Munich, he vivido siempre en Córdoba, primero en la llanura profunda, en Oliva, el que considero mi pueblo, también sede de la Colonia de Alienados Doctor Emilio Vidal Abal, todo lo cual (la melancolía, la inmigración, italiana sobre todo pero además siria y española, la locura) marcó mi escritura y mi percepción del mundo. A los diecisiete años me trasladé a la capital provincial para estudiar en la universidad, hasta poco antes del Golpe de Estado del ‘76. Para esa fecha ya estaba en la Patagonia. En algún momento de 1977 regresé a Córdoba, viví ahí bastante malamente hasta fines de 1983; después de eso, me quedé en las sierras chicas, veinte años en Villa Allende y desde hace catorce en Cabana.


          2 — ¿Podrías establecer para nosotros cuál ha sido tu formación literaria, además de tu paso por la Universidad Nacional de Córdoba?

          MTA — Estudié Letras Modernas en la Universidad Nacional de Córdoba, entre 1970 y 1975.  Después, la vida, lo que aprendí trabajando en algunos periódicos y revistas de escasa circulación. En el año 1984, al terminar la dictadura me integré a un grupo de personas interesadas en los libros para niños y fundamos el CEDILIJ (Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil), donde estuve hasta 1995. Ése fue para mí un espacio formidable de formación grupal y a la vez de enseñanza de literatura, construcción de lectores y aprendizaje acerca de la relación entre literatura y escuela. En esa institución di clases en seminarios y cursos de capacitación a docentes, fui secretaria de redacción de la revista “Piedra Libre”, en su tiempo una de las dos revistas especializadas en Literatura Infantil en Hispanoamérica, coordiné talleres con adolescentes y un ateneo de discusión, entre otras actividades. A partir de 1983 di clases de literatura en escuelas secundarias y luego en institutos de formación docente (maestros de grado, maestros de nivel inicial, profesores de teatro) y coordiné talleres literarios en ámbitos diversos, con niños, adolescentes, adultos; además en geriátricos, y a jóvenes en situación de riesgo en instituciones carcelarias y clubes. También di clínicas de escritura de cuentos, poemas, novelas, todo lo cual fue, a la vez que un espacio de docencia, un intenso espacio de aprendizaje. Me considero en permanente proceso de formación literaria, sigo leyendo literatura y sobre literatura como antes, como siempre, como una estudiante.


          3 — Entre 2005 y 2013 has escrito libros en co-autoría: “La escritura en el taller”, “El taller de escritura en la escuela”, “Ribak/Reedson/Rivera. Conversaciones con Andrés Rivera” (con Lilia Lardone) y “Mujeres, artes & oficios” (con Silvia Barei).

          MTA — “Mujeres, artes & oficios” no es en rigor un libro escrito en co-autoría; se trata de la reunión de mis poemas de “Palabras al rescoldo” y de una serie de poemas de la poeta cordobesa Silvia Barei que giran en torno a la vida doméstica. Los reunimos en un volumen, con reproducciones de obras de artistas plásticas argentinas, a instancias de una editorial. Los otros tres títulos sí responden a proyectos de co-autoría. Con Lilia Lardone somos amigas y ambas hemos coordinado talleres literarios; en cierta ocasión alguien nos preguntó por qué no llevábamos nuestras experiencias a un libro y así hicimos, a lo largo de un año preparamos esos dos libros: uno, concebido como de apoyo a un maestro o profesor que quiera organizar un taller en la escuela; el otro, dirigido hacia un posible coordinador de taller por fuera de la escuela. El tercero, “Ribak/Reedson/Rivera. Conversaciones con Andrés Rivera” es, en efecto, un libro de conversaciones con el querido, admirado escritor que nos distinguió con su amistad y nos permitió entrar en su pensamiento, su historia personal, sus sentimientos, en sucesivos encuentros grabados a lo largo de un verano. Facilitó la tarea que lo conociéramos y nos conociera mucho, que hubiera un piso afectivo común. Como las dos habíamos leído profundamente su obra, buscamos en ella fragmentos que nos pareció que dialogaban con sus conversaciones.


          4 — Dos son los volúmenes en el género ensayo que has publicado “en solitario”: “Hacia una literatura sin adjetivos” (2009) y a través del Fondo de Cultura Económica, “La lectura, otra revolución”.

          MTA — Son libros que reúnen conferencias leídas en diversos congresos, en Argentina o fuera del país. Ensayos escritos a partir de proposiciones concretas, que me han llevado a pensar sobre algunas cuestiones como la lengua, los procesos de escritura, la voz narrativa, la relación entre literatura y escuela, entre literatura y memoria y entre literatura e identidad… Los ensayos han circulado antes en espacios virtuales, revistas y actas de congresos, y en cada caso una editorial me propuso organizarlos para un libro.


          5 — ¿Hay otros en el mismo género o en narrativa o en poesía o en dramaturgia que preveas, más o menos en lo inmediato, socializar?
         
          MTA — No hace tanto apareció “Trece modos de mirar a un niño”, un poema en homenaje al poema antológico de Wallace Stevens, en una colección infantil, y la novela “Los manchados”. También están saliendo traducciones de mis libros a otras lenguas y ediciones en castellano en otros países de Latinoamérica. En cuanto al teatro, hay varias obras circulando o en preparación que diversos teatristas programaron a partir de mis cuentos o novelas.


          6 — “Narradoras Argentinas” es una iniciativa tuya, y sos co-directora del blog de ese Sitio y de una colección.

          MTA — Desde hace ya muchos años me interesa revisar la tradición o diversas tradiciones en la narrativa de mujeres en Argentina, tal vez en el deseo de insertarme ahí de algún modo; algo así como el rastreo de posibles madres de  escritura, un gesto de agradecimiento a varias de ellas. Y empecé a  colaborar con artículos sobre narradoras argentinas para el diario “La Voz del Interior”. Después alguien me sugirió que colgara las notas en un blog. Más tarde invité a otras mujeres (Juana Luján y Carolina Rossi) a organizar una colección de rescate de narradoras argentinas y le propusimos el proyecto a EDUVIM / Editorial Universitaria de Villa María. Se trata de una modesta contribución, no más de dos o tres títulos al año. Hemos publicado la narrativa completa de Andrea Rabih, una novela que dejó inédita Libertad Demitrópulos, otra también inédita de Paula Wajsman, hemos reeditado un libro de cuentos de Fina Warschaver, la primera novela de Elvira Orphée, está al salir un libro de cuentos de la gran Amalia Jamilis…, todos con un prólogo que explora esa obra.


          7 — ¿Ya habrás terminado de procesar que te fue otorgado el más prestigioso premio a nivel mundial de la literatura infantil y juvenil?

          MTA — Sí, ya me acomodé. Agradezco mucho ese premio, tan inesperado. Me trajo traducciones a lenguas inimaginadas, muchos nuevos lectores, numerosas invitaciones a ferias y congresos internacionales. Igual siempre supe que era algo que sucedía desde mi persona hacia afuera y que debía cuidar que no dañara mi relación más íntima con la escritura. A esta altura puedo decir que por fortuna ha sido así.


          8 — Has traducido, además de cuentos, poemas de la escritora ítalo-brasileña Marina Colasanti, y has antologado a la poeta uruguaya Circe Maia.

          MTA — Se trata de gestos de amor, amores de lectora. La traducción de los textos de “Ruta de colisión” (Ediciones del Copista, 2004) sucedió de modo azaroso; era en principio algo para mí, para compartir con los míos, en casa; después Marina misma me instó a que lo ofreciera a un editor; tardé varios años en conseguir que alguien se arriesgara a editarla, son poemas deliciosos… Me ha dado tantas satisfacciones ese libro. Primero y sobre todo, fue el comienzo de mi amistad con ella, quien al cabo de los años tradujo mis novelas al portugués; la invitaron al Festival de Poesía de Rosario, al Festival de Poesía de Córdoba, nos vimos en tantos lugares… Tengo en la memoria un patio colonial con ella leyendo sus poemas, magia pura, y tantos de nosotros acompañándola. Antes y después hubo muchos lectores, muy buenas críticas y el libro incluido en la Colección Juan Gelman.
          Del mismo modo sucedió mi encuentro con Circe Maia, a quien no he dejado de leer desde que la descubrí, como todo en la vida, también de modo azaroso, en los primeros años ochenta. Leía sus poemas a mis alumnos de taller, hasta que, después de mucho tiempo, uno de esos alumnos se convirtió en editor y me propuso que preparara una antología. Entonces viajé a Tacuarembó a conocerla, a conversar con ella, para incluir esa conversación en “La pesadora de perlas” (Viento de Fondo, 2012). Ella es de una profundidad y de una sencillez extraña, extrema…; fueron días inolvidables.
          En cuanto a la traducción, mi experiencia es muy pequeña, no me considero, no soy una traductora.


          9 — ¿Qué es lo que más te preocupa en la traducción de tus propias obras?

          MTA — Me preocupa todo: el sentido, el lenguaje y muy particularmente el tono. He sido, sin embargo, muy afortunada: al portugués fui traducida por Colasanti, quien tiene un manejo muy fino de la lengua, al italiano por una traductora excepcional como es Ilide Carmigiani, recibí muy buenos comentarios de las traducciones al alemán, especialmente de la compleja traducción de “La mujer en cuestión”, y al esloveno… En cuanto al resto, las traducciones al chino, al turco, desconozco los resultados, aunque no dejo de preguntarme, sobre todo en las versiones al chino, hasta dónde se habrá podido trasmitir lo que escribí.


          10 — “Beatriz” es un homenaje a Beatriz Vallejos (1922-2007). Seguramente la has conocido personalmente. ¿Cómo está estructurado tu libro?

          MTA — Beatriz es también un gesto de amor, en este caso hacia la persona y la poesía de Beatriz Vallejos. Aunque nos hablamos muchas veces por teléfono, nos mandamos libros, tarjetas y cartas, nos vimos sólo en dos ocasiones. Una en su casa de Rincón, provincia de Santa Fe, cuando ella estaba todavía muy bien, un fin de semana precioso. La otra, unos años más tarde, en un departamento de la ciudad de Rosario, a donde fue cuando ya no podía vivir sola. El libro refleja esos dos encuentros, ese “Ayer” cerca del río Ubajay, y ese “Hoy” en Rosario, y luego una coda, a la manera de una elegía con cierre musical.


          11 — ¿Y Pavese? Un poemario tuyo lleva el apellido del gran piamontés. ¿“Pavese / Kodak” es en un volumen la segunda edición de cada uno de dichos libros? ¿En estas segundas ediciones has hecho correcciones o añadido textos?

          MTA — No hice correcciones en la reedición de esos libros; los reuní en un volumen porque las primeras ediciones, pequeñas, ya no se conseguían. En cuanto a Cesare Pavese es un mojón para mí, por su escritura, ciertamente, pero también por un modesto mito familiar: mi papá era de un pueblo vecino a Santo Stefano y recordaba un encuentro con él, una breve conversación, en la calle. Luego en Pavese hay muchas marcas de “lo piamontés”, la cultura de mis abuelos maternos en Argentina, cierto modo de hacer y de sentir que se me vuelve muy familiar, que me conmueve.


          12 — Además de la construcción de la identidad individual y social, las secuelas de la dictadura en nuestro país y el universo femenino, ¿qué otros ejes insisten en tu narrativa? ¿Qué tratamientos son los que preponderan en ella?

          MTA — Me interesa mucho la oralidad, lo conversacional, la diversidad de voces. El amor también o el desamor, dos caras de la misma cosa, ese pequeño mundo íntimo que nos sostiene o nos destruye o las dos cosas al mismo tiempo.


          13 — Oigamos a un novelista, Milan Kundera, en su “La vida está en otra parte”: “La imagen fantástica que has depositado en el poema ¿puede haber sido el resultado de tus meditaciones? De ninguna manera: se te ocurrió de repente, inesperadamente; el autor de esa imagen no eres tú, sino mas bien alguien dentro de ti; alguien que hace poesía dentro de ti. Ese alguien que hace poesía es la poderosa corriente del inconsciente que atraviesa a cada hombre; no es ningún mérito tuyo particular el que esta corriente, dentro de la cual todos somos iguales, te haya elegido a ti como instrumento.” Y oigamos ahora una reflexión, algo que añadir, María Teresa.

          MTA — Aceptaría la idea de alguien que escribe dentro de uno, si pudiera quitarle a esa idea toda sensación de trascendencia. Los escritores trabajamos con un material prestado, la lengua. Creo que en los mejores escritores, en los momentos más luminosos de esos escritores, quien escribe es una sociedad, un pueblo. Las voces de los otros, haciendo eco en un hombre, una mujer, que toma esas voces y las devuelve enriquecidas al lugar de origen. 


          14 — ¿Viste que uno en ciertos casos quiere a personas que no valora o valora poco, y que en otros casos valora a personas que no quiere? ¿Esto te perturba, te entristece, te desacomoda? ¿Cómo “lo resolvés”?

          MTA — Sí, hay de todo, pero al menos yo, a las personas que valoro termino de algún modo queriéndolas, y a las personas que quiero, más temprano que tarde las valoro. Me dejo llevar por la brújula del amor, pero ese amor creo yo, no es ciego.


          15 — De un suceso o personaje histórico, un escritor construye una novela o un cuento o una pieza teatral o…; de la novela o…, un cineasta filma un largometraje; del largometraje, un poeta concibe un soneto; del soneto, otro cineasta concreta un cortometraje; del cortometraje, otro artista… ¿Qué te provoca compartir con nosotros lo que acabo de formular?

          MTA — Los escritores somos grandes recicladores. Cada obra está alimentada por otra que estuvo antes y esa por otra y así, y si tenemos suerte, esa obra servirá de alimento a otras que vendrán más tarde. Eugenio Montale dijo alguna vez que hacen falta muchos hombres para hacer a un hombre…; en fin, hacen falta muchos escritores para hacer a un escritor.



*


María Teresa Andruetto selecciona poemas de “Sueño americano” (Caballo Negro Editora, 2009) para acompañar esta entrevista:



Lección de piano


Brilla el asfalto como un vestido de seda
bajo las luces de un teatro. Otra vez marzo
en la avenida que lleva a la maestra de piano.
La llovizna humedece los silos, la alameda,
la resaca de la noche en el billar. Alguien
seca al sol las fachadas de laja en las casas
del centro. Levantan puntos de media,
las chicas de Los Vascos y el verano
peina el pelo en colas de caballo. Cuando
sea grande, seré concertista, dice a todos
la niña que va a piano. Serás profesora,
dice la madre a la vuelta de los años. Piensa
en eso la niña mientras muerde la madera
del piano. Va su pensamiento lejos del pueblo,
más allá de la maestra y del verano.



*


Películas


En mi pueblo había un cine. El dueño saludaba
a los vecinos como un cura a la entrada de su iglesia
y era el cine, en verdad, como una iglesia
a la que íbamos, por la tarde, los domingos. Estaba
sobre la ruta, frente a los trenes que cruzaban
la llanura. Por el veredón paseaban las parejas
con cucuruchos de helado y escuchaban los hombres
el partido en pantalón de baño y camiseta. En el atrio
había un kiosco y en el kiosco una mujer vendía
titas y rodhesias. Con vestidos de piqué, los domingos
por la tarde las dos íbamos al cine, a ver a Marisol,
a Doris Day, a Joselito. Un día no llegaron
las películas y pasaron un drama en blanco y negro.
Recuerdo  a la salida la cabeza borracha, el veredón
donde arrastraban su tedio las parejas, los hombres
traspirando sus camisetas de tira y los camiones
que rugían por la ruta, con las luces encendidas,
las primeras de la noche que llegaba.



*


Patricia Lee


Flota Patricia Lee sobre la vereda, como un poema
de Rimbaud. Es de oro la luz y sin embargo ella sabe
que puede no alumbrar. Cuando era chica quería ser
poeta. Tenía al niño genio de la mano, pasaba con él
su temporada en el infierno. Saludaba el ojo bizco
camino del templo a los vecinos, pensando
que su palabra no era para esa gente. Algún día volveré
y seré millones, se decía, cantaré en estadios,
estudios, festivales, y aplaudirán los músicos del mundo,
no esta gentuza de pueblo. Cuando era chica quería ser
famosa. Más tarde quiso ser la monja de Calcuta.
No la maldita, no la artista consumida, no la puta,
sino la que llora al hermano muerto, al marido muerto,
a los amigos. Ya no hay distancia entre los sueños
y la vida. Por eso canta en la noche en los estadios,
los estudios, los rincones de su casa. Canta Patricia Lee
y mientras canta la maldicen los bizcos y los genios,
gritan camino del templo los poetas, Volvé a tu casa,
Patti, volvé a tu casa. Pero Patti Lee,
Patti Lee…



*



Hostería en las sierras/ Otoño de 2007



“Mi música es para esta gente”
          Ludwig van Beethoven



Tras la ventana del hotel caen las hojas amarillas,
flotan semimuertas sobre el agua de la piscina, como
en un cuento de Cheever. En la memoria alguien
arrastra una silla hacia el agua sucia, sin embargo
es de oro esta luz y ella sabe que puede no verla más.
Cuando era chica quería ser pianista. Iba con otra
de la mano, iba con El clave bien temperado
bajo el brazo, hacia una casa de la calle Francia.
Saludaba camino del conservatorio a los vecinos,
pensando que su música era para esa gente.
Alguna vez tocaré preludios en un teatro, se decía,
y aplaudirán los vecinos, la buena gente
del pueblo.
        
                           Historia de vida suya, pero remota.

Más tarde quiso ser como la puta de Fassbinder,
ésa que hacía feliz a todo el mundo. No la maldita,
no la estrella incandescente, no la artista consumida,
sino la monja de clausura, la que alivia al peregrino,
la que no le quita a nadie nada. No hay distancia
entre lo íntimo y lo público, las calamidades
históricas convergen con las privadas. La buena
gente asesina a los débiles y mantener abierta
la herida es la única esperanza.

                            Historia de vida remota, pero suya.

Cuando escribe en la noche, crece el murmullo
de tantos y tantos que vienen llegando, un torrente
que avanza y se dilata, que grita Go Home,
Go Home, necesito un lugar en el mundo. ¡Y ella
que no quería quitarle a nadie nada!



*


Muchacha de Ucrania / 2003


¿Cómo van en tu tierra las cosas?,
pregunto. Siempre peor, me responde,
es todo una mafia. Mi prima allá abajo
levanta la mano. La chica se llama Alexandra
y va a trabajar a Gerona. Tiene a su padre
en Valencia y a su madre limpiando
un albergue en Milano.
                                                      Su hermano,
que cumple catorce, se ha quedado en Ucrania
cuidando la casa. Hablo tres lenguas, me dice,
ucraniano, moldavo y rumano, pero eso no sirve
en España. En el bus van gitanos, letones
y húngaros, y esta chica que tiene a su madre
en Milano. También va una mujer de Trujillo
que no tiene papeles, me lo dijo comprando
el pasaje. Hay un sitio mejor
y está lejos.
                                                                                                         
                                                   (Por la tarde
                                     he llamado a mis hijas.
                                                     No estaban)

                                        Yo quería quedarme
cuidando la casa, me dice la chica de Ucrania,
pero es mejor que se quede mi hermano.
Conversando, he olvidado que estoy todavía
en Torino, que el bus no ha arrancado,
que mi prima allá abajo levanta
la mano.



*


Los hermanos García / 1978-1983

A Juan, Antonio y Mary


Por la ventana que da a la Escuela Alberdi, veo pasar
hacia la noche a chicas como yo y a los muchachos.
Los escucho reír en la vereda, bajo esta ventana pequeña.
Es noche de sábado y los hermanos cocinan puchero
de falda y de quijada. Sé que otros se han escondido
en el Tigre, en la Patagonia o en Longchamps. Algunos
mandan señas, flores sobre la falda, desde Oslo,
Gotinga o Ámsterdam. Yo vivo tras este ojo de buey,
con la quijada contra el marco, mirando a las chicas
y muchachos que cruzan la avenida. Es también sábado
en la pieza del hotel, sobre los techos de esta casa
de citas, junto a la comisaría, donde alquilan
los camioneros sus siestas de amor con los colimbas
o las mujeres de la Humberto Primo. Aquí, tras el vidrio
de esta raja de luz, bajo el ala de unos gallegos venidos
de Inriville, espero que pasen los meses o los años.
García quiere decir Smith y el más común de los mortales
se llama Juan. Sube cada mañana la precaria escalera
con su manojo de llaves y comida y como una lonja
de sol me abre paso entre putas, milicos y viajantes.


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Entrevista realizada a través del correo electrónico: Barrio Cabana, Ciudad de Unquillo, Provincia de Córdoba, y Ciudad Autónoma de Buenos Aires, distantes entre sí unos 670 kilómetros, María Teresa Andruetto y Rolando Revagliatti.

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