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jueves, 18 de mayo de 2023
Matuco Varela (Matías Tagle)-Argentina/Mayo 2023
PARTIR EN OTOÑO.
En memoria de mi hermano, Miguel Tagle.
Te fuiste cuando en abril, se olía el otoño nuevo.
Y los campos se vestían con un amarillo viejo.
Un sueño pesado y denso
se abatió si te tus ojos, cuando el corazón le puso a tus penas, un cerrojo.
No tuviste compañía a iniciar ese viaje, ni un adiós, ni una mano aliviando tu equipaje.
Tal vez lo quisiste así, quizás ya lo presentías
o tu ausente estrella Blanca a su lado, te quería
Nadie muere para siempre si con amor se lo nombra, eso haremos cada día y no te volverás, sombra.
Federico Skliar-argentina/Mayo 2023
fáltame el respeto
fáltame el respeto al darme un beso enemigo te iré a
vos a correr sacándote de mi camino
fáltame el respeto que te juzgo de día no me hagas quedar mal con la mujer de mi vida fáltame el respeto si te atreves
ahora te irás con la vejez un día de modas fáltame el
respeto te decían al oído no juegues nunca más con mi
pobre destino
fáltame el respeto te lo pido cada día y
al faltármelo quiero escuchar tu disculpa nacida
Luis Tulio Siburu-Argentina/Mayo 2023
PALABRAS ROBADAS
Sí, lo confieso. Te robé las palabras que nunca pronunciaste. Me pareció escuchar un “te amo” pero no, fue solo mi deseo, mi ansiedad, mi inocencia.
Sí, lo denuncio. Te robé las palabras “hola, ¿cómo andas?”, “¿qué tal el colegio?”, “¿está bien tu madre?”, pues nunca las dijiste por tu equivocado machismo.
Sí, lo reconozco. Te robé las palabras “dame la mano”, “dejáme acariciarte el pelo”, “¿te puedo llevar del hombro?, porque al pronunciarlas y hacerlo te daba vergüenza que la calle te estuviera mirando.
Ahora que han pasado los años, que ya no nos vemos, que la distancia nos separa física y también se podría decir sentimentalmente, por ponerle un nombre a esa relación, pienso que estuve mal en robarte las palabras, porque robar siempre es un delito.
Lo que como mujer niña te debía haber exigido, era que me las dijeras, mejor dicho, preguntarte por qué no me las decías, porque en los romances no puede haber exigencias.
Y me hubiera dado cuenta entonces, allá en mis quince años, que te hubieras quedado mudo, que en realidad no me amabas, que sólo perseguías tener una novia para lucirte entre la muchachada.
Y me doy cuenta también ahora que en éste relato apliqué mal el concepto de robadas, ya que el amor no se puede robar, pues vive en aquellos lugares tan profundos desde donde no se puede sacar nada, pero desde donde se puede dar mucho.