jueves, 23 de octubre de 2014

Abel Espil-Buenos Aires, Argentina/Octubre de 2014


                               EL VINO

Hacía meses que no llovía y la tierra se colaba sin permiso en los ojos, la nariz y la garganta de los parroquianos.
Ellos están por dinero. El trabajo en la vendimia, cara al sol, convierte a los hombres en rostros
avejentados y a las mujeres les genera pieles ásperas y duras, Sus cuerpos ruegan por un poco de frío y algo de lluvia,
Sus almas solicitan una paga que los convierta en seres dignos.
La vendimia, continúa sin dar permiso para expresar el cansancio.
Si hay uno que la deja por distintas razones, hay dos que se postulan. Los patrones todo lo saben.
Una de las mujeres más jóvenes, llamada Gralex, deja a sus tres hijos pequeños al cuidado de su hermana mayor, en todo el periodo que dura el trabajo de la vendimia.
Ella vive en Resistencia y --al no tener hombre que los mantenga-- sabe que el trabajo es por unos meses y la paga es segura.
El ardiente sol mendocino, la obliga a padecer por su piel muy blanca y por su rostro con lunares-
Es descendientes de polacos y su esposo era checoslovaco. En una horrible contienda de borrachos,
falleció teniendo 29 años. Un largo y grueso cuchillo atravesó sus tripas, fue tirado a la calle de tierra cercana a su casa, dejándolo que en la noche se desangrara.
Cada uno de ellos. vienen al trabajo, transportando duras y penosas historias.
El alcohol les tapa sus dolores de manos , de piernas y a ellas el mascar coca les permite soportar
el sufrimiento de sus cuerpos.
La mayoría de las mujeres como de los hombres son norteños.
La vendimia está llegando a su fin.
Hoy tampoco llueve, pero eso ya no importa.

6 comentarios:

ALICIA CORA dijo...

Brutal, descarnado y con una carga de reclamo que impacta. Me encantó Abel, besos de Alicia

jorge paracca dijo...

duro,pero realista....sabes captar el momento.. Jorge paracca¡ de palermo

Anónimo dijo...

Muy descriptivo. Me gustó su realismo.

Javier Sanz dijo...

Es como tener en la boca tierra seca y la piel en carne viva.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Abel, es muy duro pero real. A algunos les abrirá los ojos sobre lo que es la explotación.
Rubén Bozzo

Laura Beatriz Chiesa dijo...

Abel, has traido al hoy, experiencias laborales de siempre, de los llamados trabajadores golondrinas. Una realidad muy bien reflejada. Un abrazo,