miércoles, 20 de abril de 2016

Abel Espil-Buenos Aires, Argentina/Abril de 2016



SE FUERON 

En la tarde de un domingo de Enero del año 1990,conversé con mi padre como nunca lo habíamos realizado. Pero prefiero contar lo charlado, para cuando llegue el instante .
 Es absurdo querer a una persona, vivir largos años bajo un mismo techo y no lograr comunicarse. Es claro y simple a lo que me refiero. Uno puede tener diálogos por años , pero al ser intrascendentes no generan una relación de relevancia. .

   Por suerte evidencié estando en vida mi padre, los porqué de cómo eran él y mi abuelo.  Reconocí la época en que había nacido mi padre. Haberlo apreciado como trabajador. ¡ Laburaba mucho ! Trabajó  en la Editorial Haynes , lugar donde se editaban el diario El Mundo, La Chacra, El Hogar y otras revistas.     .
A la tarde mi viejo , trabajaba en un local que vendía artículos para el hogar, en Nogoyá llegando a Cuenca.
El desastre fue cuando perdió los trabajos y junto a mi vieja---que para ese tiempo tenia un pequeño bazar en San Blas 3366---encararon un trabajo independiente. Mi madre era un pez en el agua pero mi viejo no.

El bazar lo cerraron, y comenzarón a vender unos cisnes y floreritos de losa, con material adentro que sujetaba un pequeño ramillete de flores de plástico. Les fue demasiado bien. Pero la vida siempre genera sus trampas. 
Crecieron bastante al venderle a  Gigante y a todas las sucursales del interior de Rodriguez Barro S.A.
A los años las empresas quiebran , y de una enorme deuda que le debían a mis padres , terminaron cobrando la tercera parte.

 Pudieron, junto con la venta de la casa, comprar dos departamentos y disfrutaron los restantes quince años de vida.
 Mi madre, se fue primero. Los siguientes seis meses, en mí recrudeció el asma y se generó una sensación de no poder controlar la angustia. El tiempo colaboró acompañando al médico psiquiatra Dr. Waserman, el cual trabajaba  con terapia y las flores de Bach .Por suerte me repuse y volví a encontrar mi eje.

Casi por 6 años , fui al Cementerio Británico , para llevarle flores a mi madre. Estaba al fondo  y debía caminar bastante. Hubo un día en que después de ponerlas en un florero, limpiar las pocas hojas del césped de su tumba, al regresar por el largo sendero arbolado, me sentí vacío y nunca más volví. Descubrí que a ese ser que tanto amaba, lo llevaba dentro mío.

Volviendo a mi padre : ahora se encontraba solo .

Estuvo viviendo en casa, con mi esposa e hijas un mes. Necesitaba vivir en su casa. Una señora que no hacía mucho había quedado viuda y habiendo sido los dos matrimonios muy amigos, aceptó vivir en el departamento y cuidar a mi padre. Era muy buena cocinera y le preparó las mismas comidas que mi madre. Él viejo,  padecía un aneurisma abdominal , presión arterial y debido al glaucoma perdió la visión de un ojo.

Él estaba muy apoyado en mi vieja, por lo tanto estaba demasiado solo. Uno de los días en que lo fui a buscar , lo encontré caminando alrededor de la manzana del edificio de su departamento. Al verlo, lo vislumbré  
 débil, frágil, desprotejido.
 Nadie podía reemplazar a su mujer.



Mi madre falleció un 21 de Junio de 1989. Mi viejo tuvo la suerte de reunirse con ella, un mismo día 21 pero seis meses más tarde. Fue en ese instante cuando sentí la orfandad que hasta hoy me persiste.
Lo conversado con mi padre , no tengo voluntad de escribirlo ahora. Lo dejo para otro relato. ¿ Real o falso?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Abel tan bueno tú relato como siempre, ahora bien mejorado por cierto. Pienso que puede ser real esa hermosa historia. Quizás pueda estar dada en la forma tan humana y sentida en que la escribiste, o quizás en alguna coincidencia que me haga verme reflejada en ella. De todas formas Felicidades y sigue compartiendo cosas tan sentidas y bonitas en estas páginas.
La Cubana extraviada en Buenos Aires.

Cecilia dijo...

Maravilloso relato, como nos tenés acostumbrados. Me atrevo a decir, que sobre un sentimiento real construiste una ficción. Me equivoco?