E L
M E T R O
Raúl
entra con bastante dificultad al Metro de Santiago. Va de vuelta de su trabajo,
de las estaciones Neptuno hasta Los Héroes, en la hora de más afluencia de
pasajeros.
Se
encuentra cerca de una espléndida y perfumada rubia. De pronto, ambos coinciden
en asientos contiguos. Él la mira con descaro pretendiendo ponerla nerviosa,
ella sostiene la mirada.
-Hace
frío- dice él, restregando sus manos.
- Parece que sí, como estoy tan abrigada,
aún no me he dado cuenta - dice ella.
Él
la mira más detenidamente, le sonríe y ella un tanto avergonzada se da cuenta
que hasta sus manos están cubiertas con guantes, sin olvidar el gorro de
terciopelo que cubre su cabeza y orejas, dejando ver solo su largo y hermoso
cabello rubio.
Se
hace un corto silencio y de pronto, un tanto sorprendido, ve a su acompañante
ponerse de pie y caminar hacia una de las puertas del vagón.
Cuando el tren aminora la
velocidad, casi instintivamente, él hace lo mismo pero opta por ir a la otra
puerta del vagón.
A la distancia, ve a la
rubia subir las escaleras mecánicas y, calcula una distancia apropiada para
seguirla. Sin que esta se de cuenta, así llegan a la avenida y él puede ahora
observarla mejor. Todos sus pensamientos giran en torno a la mujer que tanto ha
llamado su atención. Siente el deseo de saber más de ella, ahora mismo,
dejando de lado todo su quehacer.
De pronto ve a la mujer
entrar en una galería comercial, temiendo perderla de vista, apura los pasos.
Pero en medio de un tumulto de personas agolpadas en la vitrina de un
negocio, termina perdiéndola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario