MEMORIAS DE UN VIEJO LEON DE CIRCO
Hoy me llevan a practicar salto dentro de un aro encendido.
Por supuesto que tengo miedo. Pero si no voy me castigan con un palo que mi
“protector” tiene consigo.
No obstante una vez finalizado el acto me acaricia un poco. A veces pienso que me quiere. Aunque yo no.
Somos muchos los que sufrimos este encierro. Hoy estoy cansado. Me aterroriza
pensar que ya no tengo la fuerza ni la rapidez que solía tener. Los días pasan
raudos sin expectativa alguna.
Siempre la misma rutina. Sólo descansamos cuando cierra el
circo.
Esta noche casi derribo el aro. Mi amo se enfureció. Le oí decir
que me echaban de la troupe. No se qué significa. ¿Acaso me enviarán a la
jungla de donde me sacaron? El sólo pensar en las hojas meciéndose al fragor de
la brisa; escuchar los pájaros que
revolotean por el lugar; el ruido sofocado que inunda el espacio. Estar
nuevamente con los míos. Sería grandioso.
Pero no es así. Estoy en un laberinto que desconozco.
Pequeño. Sin iluminación. Conmigo hay otro león tan viejo como yo.
Un rugido estridente salió del recinto. Nuestro león se
despedía de la vida.
1 comentario:
Triste pero real Nelly, desde chicos veíamos eso en los circos, esperemos que ya no lo hagan más, que los dejen vivir en libertad como debe ser. Cariños Jóse
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