martes, 20 de junio de 2023

Luis Tulio Siburu-Argentina/Junio 2023


 

EL DESAFÍO

Eran ya dos viejos chotos.

En su juventud, Uno le había robado la novia a Otro.

Duró poco la aventura.

Al poco tiempo, Otra lo dejó a Uno e ignoró a Otro.

Pero Uno y Otro no olvidaron el hecho, más Otro que Uno.

Porque Otro perdió todo y Uno perdió a medias.

Fue así que se guardaron rencor mutuamente durante muchos años y aunque siguieran su vida en barrios diferentes.

Un día se encontraron en un Club de Jubilados, donde cada uno se tiene que llevar el cuchillo y tenedor y alguna ONG pone la carne a la parrilla.

Después de los postres, en el aplauso vivando al asador y el festejo del exorbitante aumento previsional de marzo, se reconocieron Uno a Otro.

Y se desafiaron a matar o morir, total, con lo que les daba el ANSES, mucho no durarían.

Uno, con el dedo, limpió su cuchillo de restos de morcilla. Otro, de lo que quedaba de chorizo en el suyo. No habían comido carne por temor a que se les cayera la dentadura postiza.

Se trenzaron en la cancha de bochas mientras el resto de ancianos apostaban a favor de Uno u Otro.

Se olvidaron de correr las bochas.

Al tercer entrevero pisó Uno el bochín y Otro una bocha, y se ensartaron las hojas mutuamente. Uno el corazón de Otro, Otro la femoral de Uno.

Empate. Nadie cobró un mango de apuesta. Y arriba perdieron dos socios.

Otra, que ya también se había jubilado y se la rebuscaba como personal femenino de seguridad del club, llamó al 911…” Comisario, acá hay dos masculinos que cometieron homicidio por torpes, manden la morguera”.

Y estalló en una carcajada de satisfacción. Es increíble como el ser humano puede alimentar tan fácil su ego. Ya ni a los ex novios se respeta. 

                       

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