UNA VIDA CORTA
Ellas siempre juntas. Salen temprano a trabajar. Regresan riendo y charlando. A veces se sientan a la intemperie, bajo las estrellas, y hablan filosóficamente de la vida, la soledad, el porvenir.
En otros momentos, cuando el trabajo resulta agotador, deciden descansar. Entonces se despiden hasta el próximo día, dejando atrás el sonar de sus risas. La rutina es agotadora, pero no claudican. Siempre risueñas. Son jóvenes. La vida les pertenece.
Una mañana, inesperadamente todo oscureció. No lo vieron llegar. Fue una sola bota. Un solo pie. Se ocupó de las tres.
Las hojitas que ellas cargaban volaron diseminándose por todo el camino.
1 comentario:
Nélida!
Qué alegría reencontrarme con tus escritos y con la revista que siempre me obsequiabas en nuestras charlas té o café de por medio... que ya volverán!
Y como siempre sorprendiendo en tus breves y tan buenos relatos con desenlaces inesperados y contundentes.
Lo celebro y te felicito por ello!!
Tu amiga Marta.
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