El nombre
Por momentos un bultito aparecía
en mi panza y tu viejo decía: está pateando. Vaya a saber que estabas haciendo
pero él como siempre la tenía clara. No dudaba. Tampoco sobre quién sería
campeón ese año o porqué Perón se fue
sin presentar pelea.
Su mundo era como una película
conocida donde él era director, guionista y actor.
Mi nombre preferido, Daniela,
quedó segundo porque no dio el brazo a torcer. Tenías que llamarte Libertad.
Estás loco, le decía yo. Como le vas a poner un nombre tan fuerte. Como
siempre, tozudo, insistió. Quizás le gustaba porque era justamente lo que le
faltaba, era tan esquemático. Ante mi negativa él empezaba a hablar de la
revolución, de Fidel, del Che Guevara, del hombre nuevo y hasta de Erich From.
Menos mal que no se le ocurrió
Victoria, te imaginás cargar con ese nombre en medio de la represión, las
persecuciones y las muertes de los compañeros. Porque venimos perdiendo desde
hace mucho, vistes. Pero Libertad no es menos pesado. Me conformé pensando que
lo hizo por la Leblanq. No era buena actriz pero que linda mina. Los tipos
morían.
Estás más gordita en esta foto
con el africano que te abraza; hombre de color dicen ahora.
¿Porqué la sacaron justo en el
Arco del Triunfo?
1 comentario:
Un cuento con matices entre la ironía y el humor, que manejás muy bien con tu manera de narrar. Muy bueno Enrique
beso Josefina
Publicar un comentario