LA BELLEZA DE LAS COSAS SIMPLES
Cuando la Dama Pálida
me invite a acompañarla,
enviada por el Gran Escriba,
o quizás no,
todo es tan incierto,
extrañaré dejar atrás las cosas simples de la vida.
La voz de un niño diciéndome Te Quiero,
jugar con él al escondite
y sentados en el suelo
brindar
con un helado de crema y chocolate.
Recorrer una mañana
las veredas de mi infancia
y que me asalte el olor
del pan recién horneado.
¿Hay algo tan simple?
¿Hay algo más bello?
No más, pero igualmente
ver el sol que nace
en la difusa línea donde el cielo
se acopla con el mar.
Le pediré a la Dama Pálida
que devele para mí
lo que hoy es un deseo:
encontrar en las estrellas
las almas de aquellos que perdí.
Le preguntaré
si después de acompañarla
yo misma ampararé a los que quedaron aquí.
Ella sabe de mi amor
por las flores amarillas
o mejor, por los narcisos,
pero ¿sabrá también
que el repique de campanas me ilumina,
como el vuelo de una mariposa,
ese minúsculo ser
de sublime belleza?
¿Hay algo más simple
que el silencio de una iglesia ya vacía
donde puedo recogerme
y mirar en mi interior?
Le diré que aún escucho,
aunque quizás ya lo sabe,
el susurro de mi abuela
que me dice
No Te Excedas Con La Sal,
cuando ensayo con nostalgia
una de sus viejas recetas.
Le contaré a la Dama Pálida
de la ternura que siento
con el Buen Día de una amiga
siempre presente
aunque sea en la distancia,
y le diré de mi alegría
cuando quemo un diablo y bailo
alrededor de una hoguera
en la noche de San Juan.
Cuando venga a invitarme
le diré a la Dama Pálida
lo que bulle en mi interior:
que no puedo convertir
las imágenes en voz,
porque no encuentro en el idioma
las palabras suficientes.
Ella sabe que a veces
el amanecer me encuentra,
quizás aún dormida,
borroneando en un folleto
o en la tapa de algún libro
mis ideas balbuceantes,
las que en otros brotan puras,
incesantes,
y por eso me deslumbran
las manchas tímidas de tinta
cuando ensucio la blancura del papel.
Le contaré que soy feliz
cuando juego a imaginar
si la mancha de humedad frente a mi cama
es un ogro, un cometa o un caracol.
Lo que preciso llevar
cuando venga a buscarme
es un montón de recuerdos,
de sonidos y de olores.
La belleza de lo simple.
No necesito más.
2 comentarios:
Tal cual, no se necesita más...
Lo simple es lo innombrable porque es demasiado profundo, íntimo. Ojalá lo consigas.
Publicar un comentario