sábado, 22 de septiembre de 2018

Virginia Andrea LLobera-Argentina/Septiembre de 2018


POSTALES

Abrió la caja de seguridad que había en su nueva casa, después de haberse mudado y en el interior de la misma, encontró unas antiguas... más bien, prehistóricas postales de un amor añejado por el tiempo.
-¿Hace cuánto que no vive nadie acá? pensó ella para sí misma. Se dispuso a terminar de entrar sus cosas y como se sentía agotada se acostó un rato, que terminó siendo un par de horas.
Le daba vueltas la cabeza, por ese amor y por qué habían quedado esas postales allí.
A la mañana siguiente, llamó a los dueños anteriores, quienes aparentemente eran nietos de la dueña anterior, a la cual le tenían mucho aprecio y de quién era probable que fuesen esas cartas.
Pero la señora ya había fallecido, lo cual le impedía preguntarle si eran suyas y de ser así, poder devolverlas.
Volvió a su casa y leyó las fechas de las cartas. Cuando notó que eran de cincuenta años antes de la fecha en que se hallaba, leyó además la firma "ML" que coincidía con sus siglas y de repente, se envejeció, se acordó de que ya no era esa jovencita y que aquel amor, no era más que un recuerdo muy lejano de lo que una vez fue.

José Alexander González Quizhpe-Ecuador/Septiembre de 2018


VALDRÁ LA PENA ESPERARTE

En el silencio de esta noche helada e incierta, mi conciencia trata de decidir si es bueno seguir por un camino hacia una alegría efímera o un penoso y eterno trayecto hasta un dolor profundo y verdades que me ponen triste. El café bonaerense me hace tanta falta, me sentía algo relajado mientras a sorbos delicados lo saboreaba, mientras un saxofonista interpretaba algo de Louis Amstrong, pero esos son placeres momentáneos. Aun no entiendo porque dejaste la puerta abierta de tu casa con una nota que decía: "tal vez algún día, mi corazón y tu alma se amen otra vez  y comience el monótono juego de querernos infinitamente, el cual se me pasa de ser algo fugazmente romántico y no puedo mantener eso, todo mi ser es de arena, se desmorona al primer contacto y en este caso, se derrumba con el agua salada de mis lágrimas, semejante a la del mar inmenso de este mundo".
Qué más da, a pesar de las letras intrigantes y afectuosamente incomprensibles de tu carta, seré un pibe olvidadizo cada vez que escuche algo malo.
Si piensas volver, te esperaré al final del paraíso, no de este mundo terrenal, sino en un mundo lleno de realismo mágico que pediré a Dios de regalo.