VALDRÁ LA PENA ESPERARTE
En el silencio de esta noche helada e incierta, mi
conciencia trata de decidir si es bueno seguir por un camino hacia una alegría
efímera o un penoso y eterno trayecto hasta un dolor profundo y verdades que me
ponen triste. El café bonaerense me hace tanta falta, me sentía algo relajado
mientras a sorbos delicados lo saboreaba, mientras un saxofonista interpretaba
algo de Louis Amstrong, pero esos son placeres momentáneos. Aun no entiendo
porque dejaste la puerta abierta de tu casa con una nota que decía: "tal
vez algún día, mi corazón y tu alma se amen otra vez y comience el monótono juego de querernos
infinitamente, el cual se me pasa de ser algo fugazmente romántico y no puedo
mantener eso, todo mi ser es de arena, se desmorona al primer contacto y en
este caso, se derrumba con el agua salada de mis lágrimas, semejante a la del
mar inmenso de este mundo".
Qué más da, a pesar de las letras intrigantes y
afectuosamente incomprensibles de tu carta, seré un pibe olvidadizo cada vez que
escuche algo malo.
Si piensas volver, te esperaré al final del paraíso, no de
este mundo terrenal, sino en un mundo lleno de realismo mágico que pediré a
Dios de regalo.
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