sábado, 22 de junio de 2019

Nélida Vschebor-Argentina/Junio de 2019


EL MINUTERO


Tengo una tarea que cumplir, llenar la hoja con una idea, precisa, entendible, completa.
Difícil de lograr, ardua visión de lo que se espera. Son las catorce horas en punto. La hoja sigue vacía. Blanca y pura como al inicio.
Se pueden nombrar distintas flores, su perfume, su esencia. O admirar las estrellas que iluminan el espacio límpido, casto, dando brillo al espectro. O seguir el vuelo de mariposas que llenan el ámbito, con el batir de sus alas.  O escuchar el ruido del agua,  cuando golpea los bordes que lo rodean.
Son las catorce y diez minutos.  Las palabras evaden el orden imperante, fluctúan, se alejan.
¡Cuándo podré discernir  qué hacer!  Veleidosa mirada hacia la nada. ¡Pobre hoja!  Su blancor se derrama por doquier.
Son las catorce y veinte minutos. La inspiración decididamente, me abandonó.

Jorge Vinitzky/Junio de 2019


La noche cubre con su palio
Las paredes blanqueadas
Las ventanas serenas
Y mi sueño inquieto
La oscuridad despierta
En tu cuerpo tibio
En las curvas de tu vientre
En tus labios húmedos
Y la lujuria pasada
La noche canta susurros
Acuna el amor dormido
Que late en tu pecho
Y tu pubis
Perfuma la habitación
Con el aroma de tu piel
Suspira el silencio
De los callados secretos
Y te acaricia solícita
Bella guardiana
De tu descanso
Afuera canta la luna
Su aria de luz
Y sombras difusas


Tomado del Grupo Literarte de facebook

Juan Carlos Vecchi-Argentina/Junio de 2019


QUIROMANCIA


Con sus ojos seriamente redondos, la mujer leyó la mano temblorosa de Zacarías y predijo con voz de sótano clausurado:
—No se me entusiasme en programar mucha cosa para la semana que viene, don Zacarías.
Zacarías desprendió como pudo (como pudo I), la mirada de ojos redondos de sus manos y al
toque, como pudo (como pudo II), despegó ambas manos asustadas de las manos firmes de la vidente.
Zacarías no dijo nada; y como pudo (como pudo III), se zambullò de cabeza desde la silla hasta el piso para desaparecer de la extraña habitación como laucha por tirante.
Para el domingo de la semana siguiente, Zacarías seguía vivito y coleando, e incluso sabiendo porqué la médium le había recomendado aquello de no programar nada para esa semana, ya que no encontraba la agenda personal por ningún lado.