martes, 21 de febrero de 2012

Héctor Labonia-Miramar, Provincia de Buenos Aires, Argentina/Febrero de 2012


EMERGIENDO A UN AMANECER

Era hora, tu  hora, que  llegara el amor,
hasta tu alma, siempre  dispuesta a recibirlo
y sintieras tus huesos crujir de novedosas ganas,
ansiosas del olor y el calor de la piel,
del hombre que derriba y arrolla,
hasta hacerte sentir el brutal clímax,
que te quita el aire, ahogada de placer.
Encontrar al hombre adecuado,
en este mundo lleno de fantasías quiméricas
y convertirlo en tu querido amor...
Ni más, ni menos...exacto e increíble.
Estaba cerca...tan cerca tu felicidad;
aunque nunca te ha sido tarde el encontrarlo,
apareció de cercano lugar, de la mano del destino.
La divina providencia te  hizo hallarlo,
pudo ser milagroso, para vos, que eres creyente,
que ni el escrupuloso pecado, te intimida,
por un ser, que te resulta tan exacto.
Es incomprensible, pero  suceden encuentros
con la felicidad, atropellando prejuicios,
alborotando el espíritu, dejando  paso al amor,
instalarse en un corazón expectante,
y ahí, acunarlo como a un niño-hombre,
en las marañas venosas de tu esencia,
emergiendo a un amanecer de nueva hembra.

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