Pasajero del viento.
Emerge tu recuerdo
de la noche en que estoy.
El río anuda al mar
su lamento obstinado.
Pablo Neruda.
Lunas de otoño despiertan mi piel
ojos de nácar abrazan tu mirada, febril dilema.
Anochecido el mar
rostros de ámbar me dictan en la sombra
una a una las letras de tu nombre.
Camino ausente de mañanas
donde la brisa me lleva.
Siento estremecida tus tibias manos.
Los confines de un continente
acontecen luminosos en el tiempo.
Tiempo donde la imagen del amor
ya no es disfraz del olvido
donde tu cuerpo, desnudo entre las letras
madura, fruto abierto al sol,
donde tu corazón
despliega una retenida dulzura.
Arriban tus palabras tejidas
con finas hebras de miel y oro.
En las esquinas
cada uno de tus pasos
se perfila en los contornos
y tú apareces, amante púrpura,
fugaz pasajero del viento.
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