jueves, 19 de abril de 2012

Richard Debenedetti, Buenos Aires, Argentina/Abril de 2012


Un abrazo de amor


Mi amigo Helio vino a visitarme
y me comentó que estuvo de vacaciones
en Mina Clavero, Córdoba
en una salida por las calles del centro
se encontraba un señor con un cartel
que decía en su escritura:
“Doy abrazos gratis”
Algunas personas se detenían
los abrazaba y entablaban una charla.
Otros, muy lejos de compartir el encuentro
pasaban de largo y comentaban: “es un tonto”.
Buscando compartir un razonamiento,
le pregunté a mi amigo:
¿Qué te dejó como enseñanza el hecho
de recibir un abrazo de una persona extraña a tu vida?
Mi amigo no supo qué contestarme.
Yo le comenté que ese abrazo
que daba ese señor en la calle
son los abrazos que no le diste
a tu esposa o no le decías que la amabas.
O los abrazos que no te dio tu esposa
cuando te encontrabas preocupado
por la economía de tu hogar.
Los abrazos que no le diste a tu hijo
que se equivocó y te enojaste mucho
y te alejaste de él.
A un hermano del que estás alejado
y hace mucho tiempo que no lo ves.
A tus padres que están solos
y vos lo sabés y no vas a visitarlos.
A un amigo que está pasando un mal momento.
O los tantos abrazos que no diste
O los tantos abrazos que necesitaste
y no tuviste.

Mirá cuántos abrazos representa
ese abrazo que te dio un señor
en la calle.
Y pudo salir esta escritura
como una esperanza de vida
para hacernos notar que el amor
compartido en un abrazo
derriba egoísmos y rencores.

Simplemente hay que abrir
los brazos y el corazón.
Apretar fuertemente
y en ese momento
el amor de Cristo estará presente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cálido poema Richard, muy lindo.

beso Josefina