jueves, 19 de abril de 2012

Miriam Barri-General Belgrano, Provincia de Buenos Aires, Argentina/Abril de 2012

ÁNGELES CAÍDOS


La noche, pozo hambriento, boca llena
de inmortales mandíbulas de hierro.
La noche sabe a nácar, a destierro
de ángeles caídos. ¡Ay, la cena

infame de los cuervos! ¡La condena
de este vivir al borde del entierro!
Ser de la luz y estar en el encierro.
Amar la soledad, la nieve plena.

¿Por qué la sinrazón de un cielo abierto?
¿Por qué enmudece el alma en el incierto
y frío pedregal de eterna duda?

Sabemos lo que somos, un letargo,
la sangre santa y el delito amargo,
un ángel sordo con la piel desnuda.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenísimo tu soneto Miriam!!! me encantó.

besitosss Josefina