A mi madre
Esta nota ha sido un desafío. Por un lado la
reciente perdida de mi madre y por otro el evitar caer en los clisés y letras
dulzonas. Decidí pues contar mi visión de la maternidad.
Mamá me sobreprotegió toda su vida. Tenía marcadas las penurias que
pasó criándome debido a que yo era de salud frágil y de alma sensible. Una niña
lánguida y enfermiza que gracias a sus cuidados logró vivir y cumplir todas sus
metas en la vida. Cosa que hoy día valoro y agradezco.
De pequeña endiosé a mi padre y era el único
importante, con él conseguía todo lo que me proponía. Mi madre era la que ponía
el orden y las restricciones, ella se llevaba todas nuestras rabietas. Esto se
mantuvo hasta que cumplí doce años y por terceros me enteré de facetas de papá que desconocía. Cuando hablé con mamá preguntándole
por qué no me había contado esas cosas, dijo que deseaba creyera que mi padre
era un hombre responsable. Pensé que había sido muy fuerte para tolerar que
siempre la culpásemos de lo que ocurría. Fue innecesario su sacrificio porque a
poco andar quedó de manifiesto que mi viejo era poco confiable. De ahí en
adelante mi madre debió ser madre y, a medias con mi hermano mayor de catorce
años, padre. La presencia de mamá se
transformó en seguridad, fe, esperanza, sostén. Tan arraigada tenía yo, la
inseguridad, que pese al intenso cariño que le brindaba a papá, me alineaba
siempre con las decisiones de mamá, cosa bastante conflictiva dado que en ese
periodo vivían separados.
Cuando estaba recién nacido mi hijo mayor mi
padre enfermó y en dos meses falleció, muy joven de solo cincuenta años. Mi
madre y hermano menor se instalaron a
vivir conmigo y mi esposo. Tiempos difíciles, en plena dictadura miliar y con
pocos ingresos. Mamá cuidaba de nosotros y además colaboraba con los gastos de
la casa.
Ser madre en mi caso fue una actividad
asistida, como en la mayoría de las mujeres de mi generación, fuimos las primeras en trabajar fuera de casa
(nótese el respeto que guardo hacia las mujeres que son dueñas de casa). Así, con
mi esposo contamos con la invaluable ayuda de mi madre, ella en definitiva se
hizo cargo de administrar la casa y vigilar los niños. Con el tiempo su rol
pasó a ser fundamental ya que se convirtió en la mama de todos los miembros.
Asumió labores en forma exclusiva la mantención
de los jardines; el cuidado y
atención de los niños; y la cocina. Mamá
transformó la cocina en su feudo, no aceptaba ayuda, era su reducto y no permitía
intromisiones.
Ella mantenía con mis hijos una relación
especial, les toleraba actitudes que jamás nos acepto a nosotros (a mis dos
hermanos y a mí) y cuando yo los reprendía por hechos que me parecían fuera de
lugar, ella saltaba diciéndome que ellos se arreglaban entre ellos, que no me
metiera. Malcriaba a mi esposo, haciéndole
postres especiales y comidas solo para él.
Cuando nuestros hijos abandonaron la casa la
tristeza me consumió, entonces, su presencia permanente me hizo sentir
acompañada. A fin de cuentas, con mi esposo fuera de la ciudad y nuestros hijos
haciendo su vida, éramos una pareja inseparable. Íbamos juntas a todas partes.
El año pasado un mes en Italia, ese era su mayor deseo, fuimos solas y lo
pasamos fenomenal.
Mamá enfermó y falleció prontamente en menos
de dos meses. Desde que supe de su enfermedad algo ocurrió en mí, sentí que en
mi interior había una persona observando los hechos que le ocurrían a un otro.
Mi razonamiento era adecuado y funcional, pocas veces lloré. Tenía claro que
debía ser, por una vez en la vida, la persona fuerte y cuidar de mamá tal como
ella había hecho con nosotros toda su vida. Su muerte, a los setenta y ocho
años, me dejó con el más profundo sentimiento de desolación, buscando mi lugar
en una casa demasiado grande, Han pasado ya dos meses; y día a día entiendo
mejor a mi vieja; recuerdo con cariño sus mañas; su calor de mamá, a la cual me
abrazaba cuando tenía frío; y siento que está aquí, a mi lado, cuidándome, como
siempre hizo.
Mamá gracias por ser mi madre, la mejor madre.
Viejita un abrazo, nos veremos...
1 comentario:
Un precioso homenaje a tu madre,felicidades Loreto.
Publicar un comentario