MBUTÚ
Él vive en la
selva.
En ella nació y en ella espera morir.
En ella nació y en ella espera morir.
No tiene grandes
ambiciones.
Sabe desde
pequeño que la muerte forma parte de la vida y no le teme.
En su mundo
las estaciones no las marca el almanaque sino las lluvias, los vientos, la
caída de las hojas y los calores
intensos.
Las horas
las dirige el sol y las semanas la luna.
En su niñez
aprendió a contar con nudos de colores. Nadó en los ríos, construyó canoas y
trepó con sus amigos por las ramas de casi todos los árboles vecinos.
Al llegar la
juventud el espíritu se le enamoró.
Se le enamoró
locamente.
Se le
enamoró así. Sin más vueltas. Y su cuerpo acudió al llamado de la especie.
Construyó
su maloca de madera y caña brava. La familia le ayudó y entre todos techaron su
morada con hojas de palmeras.
Y comenzó a
compartir la vida con su amor, sin más trámites que sus almas enamoradas.
Su mujer se
llama Yalín, que en su idioma significa “brisa azul”.
La llegada
de los hijos vino a completarlo.
Él no sabe que
existe otro mundo.
Nadie le
explicó. Se deja llevar por el instinto.
Y este le
funciona bien, porque lo guía su conciencia limpia que aún no contaminó la llamada
civilización.
Él se llama
Mbutú, que en su idioma quiere decir “alma pura”.
Vive en la amazonía
ecuatoriana. A orillas del río Apaporís.
Sabe que
hace muchos años su tribu tuvo que internarse aún más en la selva ante el avance de los misioneros
que querían enseñarles sus costumbres.
Pudieron
salvarse, hasta ahora.
Cultiva
tabaco y coca. Caza y pesca.
Él no sabe
de guerras, petróleo, dólar, stress ni
injusticias.
Respeta las
leyes sin conocerlas. No necesita tribunales.
Sabe que
nace, crece, se reproduce y muere. Mansamente.
5 comentarios:
Marta: Me conmovió tu versión del paraiso. Alguien dijo por ahí "No es rico el que más tiene sino el que nada necesita". Un abrazo desde Miramar. Marcos.
La reflexión que refleja en su relato es de la que dejan huella. Que la civilización tarde en visitarlos, los paraísos pueden existir en la tierra.
Saludos
Marta,como siempre me encantó tu trabajo.Me hizo recordar a mucha
gente de mi querida provincia..Gracias, cariños
RITA
Me encanto que hermoso si pudieramos vivir así.
Gracias por mandarmelo.
El caballo se llama Hidalgo.
Espero que el cumple de Alvaro halla salido hermoso desile que me acorde y le mandé muchas bendiciones.
Besos Teo.
En un relato de construcción simple , nos cuentas el equivocado vivir de nuestra orgullosa y pedante civilización.
Gracias Marta , por las palabras que nos regalas, para que podamos desrrollar pensamientos sobre este equivocado vivir.
Abel Espil
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