POR LA
PLAYA LARGA
Los
negocios poco a poco comienzan a tomar animación. Aunque no sea la temporada de
verano, siempre llega algún turista que desea conocer Cartagena. Algunos averiguando
por lugares donde encontrar alojamiento con pensión a precio razonable. Otros
llegan tras la leyenda. El cementerio que aloja al poeta Vicente Huidobro, la
iglesia incendiada donde aparece el cura decapitado o, las rompientes furiosas de
la costanera y sus extensas playas desiertas.
Dar un paseo por la playa fue la primera
intensión de Camila. Sin prisa camina junto al rumor de ese oleaje que castiga la
orilla y luego se desliza suavemente por la lustrosa arena.
-Un día de invierno
en La Playa Larga
de Cartagena, es ideal para pasear ideas, definir proyectos, y estudiar
decisiones- Lo escuchó decir en unas vacaciones en que fue invitada por una amiga,
y coincidieron en una tertulia, antes de retirarse a dormir en un simpático
hotelito donde alojaron. Está consciente que debe resolver algo que definirá su
futuro. Nada mejor que la quietud de aquella extensión, donde la vista se
pierde entre la arena y los roqueríos costeros.
En este
momento la playa no está invadida por los bulliciosos turistas santiaguinos que
durante toda la temporada veraniega se apropian del sector; construyendo una
verdadera población multicolor, compuesta de carpas de todos los estilos y ventilando
sus pobrezas en unas merecidas vacaciones familiares. Una calle dimidia la
playa con el sector residencial y de casas particulares, que abren postigos y ventanas
con la llegada del buen tiempo. Sin embargo, como guiado por un pase mágico,
esta efervescencia vacacional termina justo el primer día de Marzo. Todo
desaparece: niños, adultos y carpas, quedando solamente los desechos que no
pudieron partir con sus dueños. E igualmente las viviendas inician su largo
sueño invernal acallando el ajetreo diario. En la capital, el año escolar ha
comenzado.
Es el mes
de Julio y sin pensarlo tomó un bus para encontrarse en esta soledad que le ayudará
a pensar con tranquilidad. Toda su vida la ha elaborado en razón de dar cada
paso en forma segura. No se permite equivocaciones. Está cierta o al menos lo
cree, que Dios ha dispuesto su pasar convirtiéndola en una mujer solitaria,
desde el momento en que la entregaron en un asilo, casi recién nacida. Que si
su madre, su padre o sus abuelas no tuvieron interés por ella, eso ya ha quedado
en el pasado. Aunque, es una espina que a veces la mortifica, preguntándose ¿Y
por qué a mí? Ahora siente ese reclamo que acude a su mente cuando los
recuerdos tristes se hacen presentes-…Mi vida siempre ha estado llena de
preguntas sin respuestas, desde el día en que mi madre me dejó en ese asilo de
religiosas. No sé si agradecérselo u odiarla por ello. Fue un pasar solitario.
De oraciones al despertar, al comer, al beber, al dormir, a todo; a ese Dios en
el que creo, pero del que me cuesta
percibir su presencia. Tanto que llegué a sentirme tan vacía como aquella
muñeca a la que rompí su cabeza tratando de descubrir lo que tenía adentro. No obstante
estos inconvenientes, seguí creciendo y adaptándome a la vida conventual. Otras
niñas me mostraban fotos de sus padres. Yo era nadie… hasta el rostro de mi
madre, aquel que yo me había fabricado, estaba desdibujado y el de mi padre no
existía. Creo que ni ella misma supo de quién era su hija. A lo mejor fui fruto
de un pasar disipado o una violación no aclarada. No lo sé. Para el caso, ¡qué
importa!, ahora sé que existo. ¡Qué largos me parecieron aquellos años! E
increíblemente cortos, cuando debí ir a un instituto a seguir cursos de costura.
Allí me convertí en otra persona. Mi entorno me reconocía y me llamaban por mi
nombre, Camila del Rosario. Ya adulta supe que me lo puso la superiora, aunque
¡detesto rezar el rosario! No le encuentro ningún sentido repetir cincuenta
veces las mismas oraciones.
Un bus se
aproxima por el camino costero. A la distancia el ruido del motor parece el
zumbido de un moscardón que distrae brevemente a la joven.
Han pasado
cuatro años y el trabajo que me buscaron las hermanas de la comunidad, me agrada
bastante. Estoy empleada como costurera en casa de una familia importante que
tiene una casa de veraneo aquí, justamente detrás de esos roqueríos. Ahora debo
dejar la casa a punto. Ellos han dispuesto pasar las vacaciones de invierno en
compañía de unas visitas que quieren conocer el lugar…
Las olas en
un reventar continuo, a veces violento y otras suave, le insinúan un rumor
grato que serenan su mente. Antes de llegar, sentí la imperiosa necesidad de
dar este paseo para disipar la angustia que me acosa. -¡Me ha pedido que me
case con él!...Sé que es un hombre joven y trabajador, nada mal parecido…es
conversador, a veces llega a marearme con sus historias, tanto que cuando nos
vemos, yo solamente escucho…Supe de él, apenas llegar a trabajar a casa de mis
patrones, él es empleado desde hace mucho…Más bien, desde pequeño estuvo cerca
de esta familia… El otro día, luego de muchos rodeos me dijo que yo le gustaba,
que estaba enamorado de mí…Era la
primera vez que un hombre me decía esas cosas…No sé de cuántos colores, se puso
mi cara… y no supe qué decir. Traté de escabullirme, diciendo que tenía trabajo
pendiente… Una de las compañeras de trabajo, Honoria, la cocinera, me contó que
tenía una novia en Santiago… Hasta me dijo su nombre, Petronila…Y debe ser
cierto, porque aunque Honoria cuenta todo lo que sabe y nada calla…sobre todo
de amores ajenos…a mi parece tenerme afecto. Recuerdo que la Hermana Remedios
siempre me castigaba cuando me escuchaba decir algo inconveniente, y aunque el
castigo no era tan doloroso, nunca se me olvidó. ! Falta que le hizo la Hermana Remedios
a Honoria! Pero es mi amiga...
La brisa
fría la hace arrebujarse dentro de su abrigo de paño grueso, con cuello de piel.
Su andar va dejando una huella en la arena húmeda que los rayos de un sol
tímido aún no han podido secar.
Si me
casara con él, por fin sabría lo que es tener una familia, un hogar… ¿Y su
madre? ¿Me aceptaría si me caso con su hijo?...Eso me da mucho temor. De su
padre no me ha contado nada…Pero sí, de su abuela que lo crió desde pequeño…
también de sus tíos…y mucho de su madre…! Nunca deja de hablar de ella!…Tengo
un poco de miedo…Todavía no la conozco…¡En cuanto a él!...¡Me pone nerviosa!…
Es simpático, y hasta me parece buen mozo. Sus ojos los veo hasta en sueños…cuando
me mira y me conversa…entonces siento ese
calor que me cubre la cara y luego baja y sube…como si fuera un
incendio…Evito encontrarme con él…me voy con cualquier excusa…No puedo decir
que estoy enamorada, si lo estuviera, buscaría motivos para estar con él...! Pero
no sé!... Algo me ocurre y no acierto a definirlo, aunque estoy pisando los
veintitrés y a esta edad muchas mujeres ya están casadas y con hijos…Sin
embargo, cuando lo diviso, me pongo nerviosa y temo el encuentro…! No lo sé!…tengo
que meditarlo mucho…él dice que si yo lo acepto se casaría altiro.
Se detiene
a sacar la arena que se ha introducido en sus zapatos y aprovecha de mirar su
reloj que tiene en la pulsera.
Nunca me había pasado... Señor mío…Su risa contagiosa
ocupa mis pensamientos y no puedo evitarlo…! Por primera vez le importo a un
hombre!…Hasta podría tener varios hijos…Claro… ¡Esa idea, sí me gusta!...!Por
supuesto que me gusta!
La joven ha recorrido bastante, casi ha
llegado a San Sebastián. De pronto toma conciencia que debe regresar. Para
hacerlo más breve, decide caminar por la avenida que bordea el litoral. Retoma
sus pensamientos:-Sí, ¡claro que sí! La posibilidad de tener uno o varios hijos
es una idea que me convencería. Poseer algo totalmente mío, formar una familia…
y si logro conservar el cariño del hombre, tanto mejor. Creo que siento mucho
de afecto por él y a lo mejor lo amo sin darme cuenta.…! Sí ! no debo pensarlo
más. ¡Estoy decidida! Me casaré apenas me lo proponga de nuevo. R. ASCENSIÓN REYES-ELGUETA. 31-AGOSTO-2011.
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