Abel Espil-Buenos Aires, Argentina/Diciembre de 2013

MI HERMANA : MARÍA BELÉN

A  mis padres los he visto tres veces: cuando nací, cuando me llevaron a los cinco meses de vida a la casa de la Tía Porota, dejándome a su cargo y cuando a mi hermana María Belén la enterraron en el cementerio de las Islas Malvinas.

No dudo que ellos me han querido. El tiempo me transformó en hombre. La Tía me respondía todas mis dudas. Por ejemplo: desconocía el porqué del llanto de algunas compañeras de clase, todos los meses y ella me explicaba el cambio del organismo  cuando pasan  de niñas a mujeres.

Desconocía poequé me empezaban a gustar las muchachas: morenas o rubias, bajas o altas , de piel blanca o negra .Desconocía el hecho de algo nuevo que me estaba sucediendo. Ella me explicó, que cosa  nos hace bien, nos calma,nos da felicidad en la vida a los muchachos.Siempre me decía, él te va a acompañar toda la vida, trátalo con cariño.

Un día descubrí que sus cabellos se estaban poniendo canosos.

Fue la Tía Porota, la que me comunicó que tenía una hermana.Yo ya vivía solo. A una diez cuadras. Todas las tardes la visitaba con el strudel de la Confitería "Mayorga ", y ella estaba en un suave lagrimear, pero acompañada  de una pequeña sonrisa.

Me preparaba los mates más ricos del mundo.

En una de las charlas, me contó que siendo mis padres un tanto grandes, habían tenido una dulce niña llamada María Belén.

No le dije nada. Camino a mi casa, pensé infinidad de situaciones. Mis viejos ya andaban los dos con problemas de salud .

¿Acaso se iba a ocupar mi madre de esta niña?

Por la Tía sabía que en lo económico estaban tranquilos. Tenían tres locales, por los cuales cobraban buenos alquileres.

Por la Tía sabía que ellos como matrimonio, habían tenido periodos de separación y de reencuentros.

La duda principal, era que a esta niña...¿quién la criaría?.

A los pocos meses, entre mate y mate, la Tía Porota me dijo : Albertito, este strudel cada día que pasa está más rico y a tu hermanita se la dieron a un matrimonio, que vive en el sur, mas exactamente en Puerto Belgrano.

El hombre es Capitán de Corbeta.

Pasaron años... muchos pero muchos años.

La Tía falleció.

Yo continuaba sin tener mujer estable, era un solterón.

Un día lunes de Mayo del  año 1979, me llega una carta. Leo el remitente y era el de mi hermana. Esta carta la leí, una ,dos ,cinco veces.Me conocía por entrevistas en televisión, y sabía tanto de mí por todo lo que le había contado la Tía. 

Me comunicaba que estaba orgullosa de tener un hermano periodista. Inclusive me ha relatado en futuras cartas, que todos mis artículos los iba guardando .Pero que hubo uno que le impactó, y era el de uno de mis últimos viajes a Arabia.

Al preguntarle por ella, me contó que estaba soltera,tenía 27 años y trabajaba de enfermera para la Cruz Roja.

Por la forma que lo relataba, se percibía que era su vocación, se la notaba feliz ,trabajando en distintos países de Latinoamérica.

En uno de sus relatos, la noté como que estaba angustiada y era porque estábamos por comenzar una guerra con un enorme país europeo.

Recuerdo haberle escrito, que manejaba el país un alcohólico, además de tener problemas psicológicos  y por lo tanto nuestras vidas estaban a  expensas de cualquier peligro.

Pasaron varios meses y no recibí mas cartas. Le mandé cuatro cartas breves que retornaron.

Tomando mi acostumbrado café mañanero en el bar de los hermanos García, leo una  muy pequeña nota de los primeros voluntarios : hombres y mujeres, médicos y enfermeras muertos en campos de lucha.

Estaba ella . Estaba mi hermana. 

Cerré el diario ,deje pago el café y salí a caminar  rumbo a Liniers.

Vivía a la vuelta de la Iglesia San Cayetano.

Necesitaba,aunque sea eso , ver la casa de mi hermana desde la calle .

Eso solo y nada mas.