sábado, 18 de febrero de 2012

Luciana Sol B.-Provincia de Mendoza, Argentina/Febrero de 2012


La embestida


La crueldad de sus vocablos se encendía ante mi cuerpo inerme,
que arrebatado por la angustia, lloraba a carcajadas.
Mi desamparo era su brasa. La embestida era su gracia.
“Dicen que los hombres humillados por sentirse obtusos
y desalmados, atacan antes de saberse derrotados.
Intentan vanagloriarse con la paja ajena.
Gozan provocando miedo y tristeza
Una vez más no me pude defender,
quise fluir en la miseria, o desaparecer...
Pero me dio por callar y deprimir los dientes,
mordí tan fuerte, que pensé que eran espinas,
o clavos de marfil en mis encías.
Tragué su veneno como saliva y vi,
una serpiente voraz que me engullía.
Cuando aclaró, ya no había luz...
Me hice carne de su cuero.

2 comentarios:

Laura Beatriz Chiesa dijo...

Querida Luciana: es verdad. El hombre, cuando carece de elementos para explicar sus acciones, se vuelca al grito y el maltrato. Hay que decirlo y, qué mejor forma que hacerlo a través de un poema.
Te abraza, Laura B.Chiesa.

Anónimo dijo...

hola Laura, gracias x tus palabras, y si, pero por suerte, también hay hombres buenos y distintos, no todos son como los qe denuncio en este poema, otro abrazo para vos, Sol