jueves, 23 de agosto de 2012

Yanina Audisio y Carlos Carioli/Agosto de 2012


CERCA (Cadáver exquisito)


Te veo arremangado de temblores, alzando la puntería hacia lo oculto, te veo escudriñando el punto próximo a mis venas para apuntarle y errar, para trazar la línea donde mi sombra tenga aún tu perfume, te veo y confío en la calma de tu locura, te veo fijo en mi mirada fija que te desafía a rendirte, a volcarte entero en la demanda de mi confianza no ciega, en mi confianza de mirada fija, te hago cerca de lastimarte

te hago cerca de lastimarte entre mis temblores desnudos, y temo errarle a tu zona oculta, quiero clavar mi perfume en la forma de tu cuerpo para ver esa sinuosidad que se huele, pero desafino en la calma de mi locura arrodillada frente a vos cerca de la pared, y te fijo desafinada a rendirte en el único ojo que cierro para verte más real, más babosa en la pared, más almeja desemejada, para hacerte un camino de clavaduras y así te hago cerca de lastimarte

te hago cerca de lastimarte cuando oficio la espera antes de sentir el filo de cada punta, antes de sentirlo, lo siento, definida en los bordes que configuran el territorio del cual no salirte mucho, solo un poco, tenés que poder rasgar apenas los contornos que son mi cuerpo, tenés que poder contar con mi confianza, cuando soy el ruido de tu nombre sin pronunciar, cuando soy el ruido a fuga de gas en mis oídos un segundo antes de acertar el yerro, te hago cerca de lastimarte

te hago cerca de lastimarte cuando suelto de mi mano algo de tu silueta en la pared y enclavo el perfume que me olés en el recuerdo, yo siempre tengo miedo de matarte, de desaparecerte, de hablarte tanto a cuchilladas que te escondas en esas cuevas de almejas y nunca salgas como lombriz, yo te enclavo en lo que digo sin saber y te huelo a distancia como lo que estoy perdiendo, siempre te hago cerca de lastimarte

te hago cerca de lastimarte en las manos que no pongo para cuidarme de lo que me arrojan tus manos, ofrecida entera al costado más afiebrado de tu miedo, al que busca arrepentirse sucesivamente de tener la muerte enlazada al deseo, el daño en la vaina perdida de todos los cuchillos que me lanzás, yo me voy quedando cada vez más quieta, cada vez más parte de la pared, cada vez más adorno de tu juego, y me olés donde casi me duelo, y me dolés en el desgarro que no se produce en las pestañas que separan las puntas de mi sangre, te hago cerca de lastimarte

te hago cerca de lastimarte en la silueta que ponés con las manos escondidas, te hago cerca de lastimarte porque no sé a qué apuntar en tu cuerpo, porque no sé qué resumir de vos entre clavaduras y escrituras, porque lanzo cuchillos para siluetarte y no pensarte ni escribirte sobre esa pared que te apoya y que te hace tan irreal como una almeja sin caparazón, yo lanzo partes de vos y te hago cerca de lastimarte

te hago cerca de lastimarte donde tenés miedo de matarme, miedo de que me asuste y me esconda, te hago cerca de lastimarte donde te miro fijo y desencadeno ese otro miedo, el que se retuerce en tu carne y no puede mostrarse, el miedo a que me hieras y no cese de exponerme a tus lanzamientos, si me quedo así ante vos para siempre, si me ofrezco en la línea de la mansedumbre para que me ultrajes con tu fuerza, para que ocultes tus pequeñas desapariciones en el error de los cuchillos, es porque nos une un vicio de la confianza donde dudás de vos y yo te confirmo así, así te hago cerca de lastimarte.-

2 comentarios:

leo galea dijo...

Ha sido genial pararse por su texto, lo he leído con con sumo placer por sus letras.

Unknown dijo...

ESTA PROSA POETICA ES UNA MUSICA PARA EL ESPIRITU..