DETRÁS DE LOS SONIDOS DE LA GUERRA…
Un desierto, acaso invulnerable,
habitado por granos de silencio
y oasis de paciencia,
y oasis de paciencia,
desconsuelo.
Inmóvil aparente
sin rumores de tiempo,
desgarra su existencia,
la aleja,
con estertores viejos.
Ajeno, inhabitable,
rey de la soledad
que fue mar, que fue hielo.
Que se colmó de voces
y de pasos extraños,
hoy..., se vacía de ausencia.
El amor..., el amor de los hombres
se ha transformado en miedo.
2 comentarios:
Antonio, se sienten, en tus palabras, los miedos de los hombres. Ese lugar, que se vacía de
ausencias, canta en el poema. Un abrazo,
Miedo a la impotencia de no poder comprendernos en paz y jugar la vida por estandartes de poder, en un simple juego de hombres estúpidos, como nos lleva la guerra injusta. Felicitaciones
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