sábado, 25 de junio de 2011

Héctor Labonia-Miramar, Provincia de Buenos Aires, Argentina/Junio de 2011


Esta es la historia de una mujer que está muy enamorada de un hombre y que no es correspondido,ella sabe que él no la ama.
Siente que hace uso de ella con las consiguientes vejaciones, sin amarla.
Y menoscabada, se deteriora su espíritu y las ganas de vivir.  
Pero ,eso no es exclusivamente lo dramático,sino que el amor de su vida le causa mucho daño, tanto, que ya es la segunda vez que hace un acta de las acciones dañosas hacia ella, ante la autoridad competente.
Lo denunció a la justicia.
Pero ahora el hecho se tornó más grave.
La justicia siguió su curso:ella tiene que declarar en contra de él y si lo hace, le podrían caber de nueve a diez años de prisión al hombre y eso la hace sentir: primero verdugo y después víctima,por el desconsuelo que le causa hacerle algo tan concluyente,a la persona amada.
Con ese dilema en su corazón,entró en depresión; porque si declara en contra, lo hunde a él y se destruye ella.
¿La razón?: Lo sigue amando a pesar de todo,y es el amor de su vida y sabe que él no la perdonará nunca y ella no se excusará jamás, de colaborar para que él vaya a la cárcel.
Con esas contradicciones la mujer sigue su vida como puede.
Refugiándose en el trabajo de lunes a viernes,hasta que comienza el fin de semana y con ello ,inicia el camino tortuoso agrandado por la soledad y la falta de la pasíon extrañada, que corporiza y encarna en esa persona.
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La posible salida de su desesperación, en un poema.

ATESTAR MI ALMA
Debo dejar entrar al odio
y comenzar a aborrecer,
al amor que me hace sufrir
y así desalojar mi dolor.
Le abro mis poros y mi piel,
los dejo al descubierto,
para que penetre el rencor.
Permitir que empuje y presione
a la pasión que siento.
Con la abominación de uno...
destierro al otro sufrimiento.
Debo odiar al amor,sí odiarlo...
y acoger al aborrecimiento,
atestar de él toda mi alma.
Lograrlo será mi victoria
y un nuevo vivir...

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