ENCUENTRO
Pasaba todas las mañanas frente al ventanal.
Caminaba despacio ayudada por el trípode desde
que sufrió la fractura.
Una enfermera de la geriátrica vecina la
acompañaba en el paseo.
Cada paso que daba lo hacía con muchísimo
cuidado, lentamente, con temor de volver a caer.
Eran muchos los ancianos que pasaban por la
vereda frente al ventanal, pero ella era especial.
Tenía los ojos azules y una sonrisa apenas
dibujada en el rostro surcado por numerosas arrugas.
Un prolijo rodete sostenía sus cabellos canosos
arriba de la nuca.
Los anteojos modernos, sin marco, terminaban de
darle un aspecto de bondad que emanaba de su anciana figura.
Por conversaciones en los negocios del barrio se
supo que en otros tiempos fue una afamada artista, protagonista de numerosas
películas y obras de teatro.
Un martes me animé.
Me puse las mejores galas. Me perfumé. Tomé el
bastón y pasé por la florería.
Decidido a verla por fin, llegué a la
residencia.
En recepción me preguntaron a quien buscaba.
Le dije que quería ver a la señora de los ojos
azules.
La empleada me miró con asombro, pero cuando le
aclaré que le traía una orquídea y que hoy, casualmente, era martes,
comprendió.
La vi. venir sonriendo, apoyada en el trípode.
Entonces supe que ese atardecer iba a cumplir
el sueño de estar un rato compartiendo mi vejez solitaria con la enamorada de
toda mi vida.
2 comentarios:
Hermoso, Hermoso relato. Tierno hasta las lágrimas. Hasta me hace desear una continuación. El uso de la primera persona (El buen uso) hace de este tipo de narración un arma mortal que hiere en el corazón. ¿qué puedo agregar? Hermoso, Hermoso.Marcos,
Abel Espil dijo:
Es sorprendente descubrir como los temas de tus cuentos, los abres en forma de un arco iris.
Siempre has sido transparente en tus relatos, pero ahora vengo observando como desarrollas los temas ,en una línea sensible y con vivencias que vas descubriendo en las experiencias que te ha generado la vida.
Es un hermoso periodo por el que estás pasando ...disfrutaló
Publicar un comentario