El mar
Cuando los problemas cotidianos me superan, cuando la
angustia crece,
cuando nada está claro en mi mente, me refugio en el
mar.
Contemplando el vaivén de las olas se abre un abanico
de colores para dar
lugar a mis fantasías. Junto a mi musa inspiradora logro escribir poemas o
mágicos cuentos.
Si el mar es apacible, mis pensamientos se convierten en sutiles y
dulces
palabras para versos de amor.
Una borrascosa tormenta sondea mi mente y reviven
recuerdos de una lejana
Infancia, escribiendo una crónica para reír o llorar.
El sol reflejado en el agua me llena de luz, y crecen
a borbollones
pensamientos dormidos, para una oración de perdón o agradecimiento.
Solo el mar necesito para aliviar las penas, para
curar heridas y recobrar la
calma. Entonces tomo mi pluma y puedo escribir lo que
me dicta el corazón
con la simpleza del alma.
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