LA MUZZARELLA LLORA
A pedido de mis padres, Pastora
se quedó a vivir con nosotros, Era una joven y guapa mujer. El Ejército de
Salvación la había destinado a Villa Santa Rita. El templo estaba- y está- en la Avda.Alvarez
Jonte, entre Llavallol y Campana.
Los fines de semana, comenzaron
a sentirse en la casa algunos olores nuevos.
La Capitana Pastora,
desde muy temprano preparaba la salsa de tomate, acompañándola --mientras la
calentaba--con un muy buen chorro de vino tinto borgoña.
En el mientras tanto, mi madre y
ella charlaban de todo lo que habían visto y oído, Hoy creo que también de lo
que no habían oído ni visto.
Mi padre, se ocupaba de lustrar la Legñano--autenticamente
italiana y de tres cambios---para luego colocarse sus zapatos de ciclista y
salir a dar una vuelta.
Entretanto, yo me ocupaba de
pasarle a los cordones de la pelota numero 5 , grasa de cerdo.
En determinado instante , Pastora
se ponía a amasar con sus manos y cuerpo, una abultada masa de harina y agua.
Al instante, siempre surgía el pedido: "Doña Mercedes, me hace el favor de
echarle un poco de soda".
Es obvio que nunca entendí
para qué era. Luego --mientras esperaba que esa enorme masa de harina,agua y
soda se levara - se sentaba frente a la pileta, con las piernas bien abiertas y
con total dedicación limpiaba las sardinas debajo de un enorme chorro de agua,
tomándolas de una lata redonda y alta.
Mi madre, ya estaba lavando el
patio y yo cepillando las rodilleras. A la tarde, tenía un importante partido
en la cancha de Argentino Juniors , que estábamos casi obligados a ganar para
no irnos a la re-mierda.
Pastora, cortaba la muzzarella en
rodajas para luego convertirlas en pequeños bollos.
El horno a leña, al estar mucho
tiempo encendido, había superado los restantes aromas y nos deleitaba con el
suyo .Desconozco la leña que mi viejo compraba.Sí recuerdo que costaba mucho
prenderla , duraba bastante tiempo y él- que ya había regresado- le iba
poniendo medianos troncos que generaban un aroma suave y perfumado.
Los fines de semana, la pizza con
el tinto de Don Bazurco, eran y son inolvidables.
Pastora estudió mucho y mejoró de
cargo en el Eercito de Salvación.
Poco tiempo antes de irse de
casa, charlamos profundamente de diversos temas..
Le comenté que no la podría
olvidar por muchos hechos, pero el fundamental era su calidad en hacernos la
pizza los fines de semana.
Me servía una ancha y gran
porción. Mi viejo me guiñaba el ojo de la complicidad. Y al tomar el plato, la
muzzarella chorreaba.O quizás lloraba.
7 comentarios:
HERMOSO RECUERDO ABEL, YA ESTOY VIENDO A PASTORA CONSINTIÉNDOTE Y DANDOLE FORMA CON SUS MANOS A LA MÁS RICA PIZZA QUE HABRÁS SABOREADO EN TU VIDA. ME ENCANTÓ TU RELATO Y VAN MIS FELICITACIONES AMIGUITO, BESOS ALICIA
Abel: muy bueno este relato. Felicitaciones, un abrazo,
¡Querido! Ya es hora de juntar los interminables relatos que tenés de tu barrio, de tu niñez y de la barra de amigos para hacer una novela o unirlos tematicamente en un libro. De tu calidad de narrador ¿Qué te puedo decir ya? solamente comparable con los dotes de poeta. Un abrazo. Marcos.
tu narracion me enternece ,tengo ante mis ojos lo que narras ,me parece vivirlo ....los lugares y las situaciones ....hermoso ... ahora... nos comemos la pizza , BEATRIZ
abel, cada vez que comes pizza, te acompaña un recuerdo tan hermoso?
Cariños Rita
Muy buen relato recordando a esa Capitana Pastora que amasaba la pizza como nadie.Sentí el perfume de la salsa de tomate, el olor a la leña y a la levadura en su proceso de hacer más vaporosa la masa. Y todo mezclado con las escenas del hogar inolvidables.
Mi estimado y gran querido amigo Abel.
Veremos si en esta oportunidad doy pie con bola y puedo publicar mi comentario.
Tú cuentecito como todos tus relatos y poemas son gratamente edificantes cuando uno disfruta de su lectura. Llevan casi siempre la magia de lo vivido, cosa profunda y que mucho atrae. Te felicito y me felicito de poder tener tu recia figura entre los pocos Argentinos amigos. La Cubana.
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