Notas al aire
Sentado en la
fría escalinata de cemento
en la
entrada de la iglesia.
Suena en su
viejo violín
valses odas y mazurcas.
Cabizbajo vestido de gris desesperanza
pegado a la
piel labrada de hondas estaciones
señal de oscuro desamparo
y áspero destino.
Cada hora entre
el atardecer y la noche
las campanas
convocan al rito diario de la oración.
A un costado de
las migajas de pisadas
y alguna sonrisa de
almidón
un pequeño
plato espera el ruido seco de la caída de un metal.
De escalón en
escalón
picotean los pájaros de
la indiferencia
la obediencia
de un día cotidiano.
Corazones fríos
de agosto
caminan por los decimales
de la escarcha.
Cuando la
llegada de la noche muda y altiva
guarda en su
bolsillo el día recuesta con
resignación
su precioso tesoro en el
estuche.
Recoge el plato
de pobres metales
desciende diez peldaños
hasta la vereda.
Y a pasos
cortos se pierde
en la plaza entre la
oscuridad y las estatuas.
1 comentario:
TE AGRADEZCO MUCHO GRACIELA POR PUBLICARME ESTE POEMA: Cariños
Josefina Fidalgo
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