Dedico estos poemas a la Dama del Lago
y al tremendo misterio y poder del agua.
La que sabe
La que vive desnuda del otro lado de mi
Ojos abiertos a todos los vacíos
Me mira y pregunta por huecos sin abrir
Aguas desbordan desde lugares
de todos los tiempos
Ignorar no hace que la inundación se detenga
Se ha puesto muy vieja
Abre su mano oracular
ríe ríe ríe
Arranca pieles colgajos desorganizados
que caen
La carne esta viva
hay que sacar la basura toda la basura
que el agua corra sobre heridas
Postergados pedazos de infinitos seres
Hasta que mane la sangre limpia por otros cauces
Paisajes no determinados sin sueños aludos
golpeándose contra rejas de puertas abiertas.
ME LLUEVO
Por momentos me lluevo
e inundo todos los territorios que recorrí
y ahora desconozco
Algún árbol me cobija
Algún tiempo me susurra
lo incierto de esos caminos
que están quietos en las sombras
Me lluevo arreciando en las vías sin transito
Un miedo vestido de tiza
me subraya que puedo quedar bajo las aguas
Busco a la niña trístisima
blanco delantal y pelo apretado
me mira con esos ojos que volví encontrar
en esos espejos que horadan hasta el hueso
Donde están todas mis todas
con tantas lluvias sobre los hombros
con tanto pulmón atrapando aires
en lo desconocido porque lo conocido
cierra el pecho hasta el ahogo
Nadie sucumbió todas nadaron
se vistieron a la moda y bailaron amaneceres
y rieron de ojos lobos que corrieron con ella
Me lluevo
Me inundo
Me ahogo bajo el agua
Me llega de a ratos el olvido
Lo rechazo
Lo maltrato
Se que mis manos se tienen que abrir y soltar
Me duele la saliva en la tibieza de la boca
en el impensable silencio de la tarde un pájaro
Me estiro fuera de mi y busco un vestido nuevo.
Del libro inédito Crónicas de la sangre-2018
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