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Allí nomás o adonde quieran
En el lugar que imaginen, podría ser el sitio donde el sol se vuelve indigno por un rato Y la luna degüella teorías obsoletas postrando su redondez mientras algún lucero díscolo desgarra un horizonte viejo cargándose de culpas que no sabe expiar, atolondrado, tropezando con la vida como si fuera una roca clavada en un camino donde clavos oxidados van traspasando el límite entre lo irracional y lo paradójico andando de la mano con la traición más vil, inexplicable, pero tan real como que el lunes sucede al domingo y el rayo a un temporal
Allí danzan las dudas mientras se arremangan las horas como esperando un milagro que no llega o mejor dicho, no existen los milagros.
Pisoteando minutos y segundos, fracturando historias de amor que bien podrían emplearse para otras cosas: como por ejemplo alimentar recuerdos para que nada ni nadie pueda hacerlos morir en el olvido. O para despejar esas preguntas que jamás tendrán respuesta porque el valor es cobarde, algunas veces y es sabido que la cobardía nunca encontró la puerta de salida.
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