A Dulce
María Loynaz
“…y el
que no ponga el alma de raíz,
se
seca.”
D. M. L.
Enlazo letras
mientras bebo esa luz agua
de tu vaso ligado a mi mano.
En los olvidados muros abriste puertas
de sol en rebeldía
mi cuerpo las atraviesa y celebro
lo oculto de mi herencia.
Tu voz prolonga el camino
lo respiro
lo habito lo revivo.
Iba con ropaje de vigilia
-mis vestiduras de pájaro austral-
sin evadirme de la asfixia
atrapada en dolores ajenos.
Has bautizado mi ímpetu sin alas
ya no hay fatiga ni abismos
ni razones impenetrables.
Soy pez que navega tus palabras
y juntas vamos en el mismo tren
por el íntimo tramo
de una luna plena.
La noche -capullo secreto-
nos envuelve
(gota tras gota me regalas un sueño)
Nadie profana nombres inocentes.
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