domingo, 24 de junio de 2012

Marta Susana Díaz-Buenos Aires, Argentina/Junio de 2012




                                          “Se fue solito hacia el río con un repique de tarros
Andará por el remanso. El agua por la cintura
Y los talones de barro…
Pantalón arremangado el pescador ya se aleja.
¡Silencio! Le está robando
Al Uruguay pesca fresca.”
Juan Genaro Beoda

URUGUAY ARRIBA

Andrés es bajito. De contextura pequeña. Usa pantalones a la rodilla sostenidos por un par de tiradores oscuros, como su pelo.
Los catorce años lo llevan por la vida sin haber terminado la primaria.
Algunas veces se pone la gorra con la visera para atrás y otras, muestra su cabello duro, desobediente, formando un remolino ingobernable y tieso en la coronilla.
Ojos negros, inquisidores y preguntones sin preguntar.
Él mira todo. Y calla. Le gusta escuchar más que hablar.
Vive solo con Manuel desde que la madre india lo parió una noche de invierno. Un parto difícil en la noche solitaria a orillas del Río Uruguay.
El rancho de madera y lata fue testigo del llanto de Manuel cuando cerró los ojos de su mujer.
Y quedó con Andrés para criar, acunado por la música del río como arrorró y con una red colgando de dos árboles como mecedora en el verano.
Y nada más.
Seguir pescando para vivir.
Con los pies en el lodo tirar las redes o pasar largas horas esperando pique, caña en mano.
Manuel es recio. Hombre de pocas palabras. Pero cuando tiene que relatar historias de pescadores a su hijo, las palabras fluyen como el río desbocado en  las crecidas de verano.
Y Andrés abre los ojos grandes y siempre quiere más…
El padre es su ídolo.  
- Papá. ¡Contáme de las tarariras tornasoladas! Contáme de aquella noche de luna llena, cuando se dio vuelta la canoa. ¿Te acordás de aquella vez que vino un cardumen de bagres amarillos y entre los dos  no podíamos con  la red?
Y el padre cuenta. Relata para transmitirle sus vivencias. Sabe que van a quedar plasmadas como con carbónico.
Mientras tanto en las noches,  a la luz del farol,  van preparando  las moscas para pescar los surubíes, que venderán al otro día en los puestos de la ruta.
Pero ese día llevaba los tarros llenos de moscas Manuel. Prefirió  ir sin el hijo río arriba. Sabía que los dorados son de mandíbulas fuertes y combativos. Que hay que luchar mucho con ellos para sacarlos.
La tormenta se desató sin dar tiempo a nada. El río trajo mucha agua de repente.
Tres días pasaron sin noticias. Tres.
Hasta que vino un paisano a la puerta del rancho. La angustia en el rostro lo delató.
Andrés estaba cosiendo una red. Empalideció.
El hombre tan solo lo palmeó.
Pero Andrés ya sabía. Siempre lo había sabido.
A su padre el barro le había borrado las facciones.

8 comentarios:

Abel Espil dijo...

Marta : ignora que es poeta. Escribe este hermoso cuento adornado de mucha y excelsa poesía.
Marta : tiene en su pluma una simpleza que hace creíble todos sus relatos.
¿Ocurrió ayer , anteayer ? ¿ Acaso esta sucediendo ahora ?
¡ FELICITACIONES !
Abel Espil

Anónimo dijo...

Lo estoy viendo a Andrés, Marta. Vos lo mostrás en tu relato. Y también veo su angustia y sus ilusiones. Muy buen trabajo. Te felicito.
Ricardo Nicolini

Malena dijo...

Como en un cuadro, Martita plasma sus colores pincelada a pincelada y nos deja atónitos y emocionados.
¡Me encantó!
Malena

Anónimo dijo...

Marta que bueno tu cuento!!!!!!

que placer leerte, me gustó mucho.


Felicitaciones!!!!

besoss Josefina

Anónimo dijo...

Marta: Hermoso y casi cruel. Así es la vida en muchos lugares. Con tu relato hiciste palpable una historia de lejos de la ciudad y de gente humilde (son las que más me gustan). Otra vez te felicito. Te mando un abrazo desde Miramar. Marcos.

Anónimo dijo...

parece que ya aprendí , asi que te vuelvo a felicitar.
Rita buks

Inés Puyssegur dijo...

Marta, se me nubló la vista, y no con agua de río.¡¡Buenísimo!! Inés

ALICIA NOEMI BRENTA dijo...

Marta ...leí tu cuento....de él surge esa triste realidad con la que conviven los pescadores. Lo contás con esa sensible espontaneidad que le das a tus relatos...realmente te felicito, y me enorgullece compartir con vos el taller de los jueves...Alicia Noemi Brenta