miércoles, 7 de febrero de 2024

Ceferino Daniel Lazcano-Argentina/Enero 2024


 

Conserva siempre una pequeña llama en tu corazón.

Aunque sientas el vacío del mundo pesar

sobre ti

como el filo de una espada sobre la piel.

Aunque te nuble el fulgor de tantas guerras inútiles:

los combates de hoy apenas si escriben

unas pocas líneas sobre la conciencia planetaria.

Aunque ignores o sufras por tanta sed

apagada en el fondo del Mediterráneo.

Aunque padezcas el saqueo de ésta, nuestra Latinoamérica,

conserva la capacidad de asombro, la inocencia,

la tenacidad, corazón de perro callejero.

La vieja Tierra sufre los estertores

con tempestades de microplásticos

Atlántico y Pacífico

y aun así

               se fabrican olas que renuevan el paraíso.

Aun así hay remedios que nacen del veneno

aun así hay magia e ilusión.

Conserva la llama en tu descenso

                su luz te guiará

brindándole en el declive de la vida

              brillo a tu mirada

razón y sentido a tu camino

                    hasta tus últimas pisadas

conserva un rayo de luz.

Aun sabiendo que el prisma del cielo

               se ha contaminado.

Nada será perfecto; nunca lo fue

reina en tu imperfección

y goza. Camina, sufre,

si caes, reincorpórate y prosigue.

Gira la Tierra y en su órbita

te muestra la miseria y la opulencia

y su revés:

la verdad tras de las apariencias.

Vive hasta la última gota de tu aire:

es intransferible la experiencia

            se agota,

                           reloj de arena

y en el último instante

sentirás, tal vez, que esa llama

incendia otros territorios

desconocidos

que tu esencia, mínima e incorruptible,

es eterna.

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